La peste no bubónica en nuestra América
Ecuador/Emigrar es propio de valientes, no solo es descubrir cómo arriesgar la vida a diario o enfrentarse a abusos múltiples como forma común de maltrato silente. Es mucho más que eso. Emigrar es decirle a quien gobierna tu patria que lo hace pésimo, es darle la espalda a lo absurdo, es renacer diariamente en otro cielo imaginando la belleza del tuyo.
Corría el año 1347 y una de las epidemias más temidas de la historia azotó gran parte de Europa. Las ratas negras pudieron ser las causantes de este mal, aunque si bien es cierto, aun hay dudas al respecto, pero de lo que sí podemos estar convencidos es de que la peste bubónica o peste negra emergió cual las siete plagas del apocalipsis en tan solo una. Fue un estigma en la salud y epidemiología del siglo XIV y fallecieron incluso más personas que en el holocausto nazi. Murió un tercio de la población europea, 80 millones de vidas devastadas por la mayor pandemia que se conoce.
La solución para este éxodo no es pasar 40 años en el desierto: aboguemos diariamente por una salida inteligente, pero sobre todo humana
Hoy a nuestra América, la gran patria que soñaron Martí y Bolívar, al parecer ha llegado la peste. Esta vez no causa muerte ni tampoco bubones, en esta ocasión no hay pulgas ni ratas que la propaguen, su efecto puede ser peor en el corazón de quienes dirigen políticamente gran parte de América Latina. Los cubanos hemos invadido pacíficamente toda Latinoamérica y muchos han trazado un camino imaginario que los ha de conducir no a Roma ni a la gran Jerusalén. Esta vez el destino es la frontera entre México y Estados Unidos.
Recuerdo, además, a Donald Trump diciendo ya hace unos meses lo que sentía sobre el pueblo mexicano y, de repente, una campaña internacional se hacía notar a todos los niveles en su contra. Era un orgullo ser latino y ya todos pertenecíamos a los Estados Unidos Mexicanos.
Es por eso que ahora me pregunto: ¿Acaso los cubanos somos chinos, australianos o daneses? O quizás se me ocurre pensar que también podemos ser latinos. ¿Acaso somos la peste, el mal que estigmatizó al mundo en el siglo XIV?
Si emigramos no es porque nos guste invadir paises cual imperio de gente de a pie. Si nos vamos de Cuba es porque sufrimos y sufriremos la dictadura más reacia de los últimos tiempos, la más cruel inclusive, donde si tan solo piensas diferente, te hacen sentir culpable. El resto, que se supone que hasta la pasa peor que tú, son los primeros en darte la espalda, incluso son capaces de usar la violencia de frente. Si no pregúntenle al team #todosmarchamos, que cada domingo es reprimido y nada, bien gracias, aquí no ha pasado nada.
No somos la peste negra, no somos una pandemia que atacará tu casa, somos gente de bien buscando libertad
En este momento, hay muchos cubanos varados en la patria grande: en Panamá, en Colombia, en Costa Rica y, por supuesto, en Ecuador, donde llegaron como turistas con el único objetivo de escapar del castrismo. No es para nada secreto que el Gobierno de Ortega en Nicaragua ayudó a formar esta crisis migratoria, atacando con gases lacrimógenos y cerrando pasos fronterizos, quién sabe por orden de quien. Lo que sí podemos confirmar es que se rompió el trecho directo que conducía a la Nueva Jerusalén para cubanos. Se creó una crisis humanitaria con miles de isleños por los senderos de Centroamérica y parte del sur, y hasta hoy no hay ninguna solución disponible: estamos a la deriva como pueblo. No es mi caso particular, pero no me queda otra opción como cubano libre que tomar partido. La solución para este éxodo no es pasar 40 años en el desierto: aboguemos diariamente por una salida inteligente, pero sobre todo humana .
Los cubanos somos un pueblo digno, amamos a los extranjeros que visitan nuestra patria o que estudian en ella, durante años recibimos emigrantes cuando éramos prósperos. No somos la peste negra, no somos una pandemia que atacará tu casa, somos gente de bien buscando libertad.
