Los CDR y la reconciliación de los cubanos

Comités de Defensa de la Revolución (CDR). "Abajo el bloqueo". Boulevard de San Rafael, Centro Habana. (14ymedio)
Cartel que recuerda el aniversario de la creación de los CDR, en Habana Centro. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

22 de septiembre 2015 - 20:28

La Habana/En estos días papales que tanto se ha hablado de la reconciliación entre los cubanos, se han realizado reuniones para preparar la celebración, el 28 de septiembre, del 55 aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Mucha fuerza ha tenido la constitución de los Destacamentos Juveniles 55 Aniversario y la entrega de los Premios del Barrio.

La unidad en torno a las ideas revolucionarias que dieron origen a la organización se plantea como la divisa irrenunciable para mantener las conquistas alcanzadas y construir el socialismo próspero y sostenible promovido por el Partido Comunista.

Los cubanos no tenemos necesidad alguna de reconciliarnos por motivos religiosos, regionales, étnicos, lingüísticos o de otra naturaleza que no sean los diferendos ideológicos introducidos en la Isla a partir de la promoción de la lucha de clases respaldada por el marxismo leninismo.

La unidad que se proclama desde el discurso oficial implica la exclusión de quienes tienen ideas políticas diferentes a las que postula el único partido permitido. Es la unidad que se entiende en el contexto de la dictadura del proletariado en la que no cabe entendimiento posible con "el enemigo de clase".

La unidad que se proclama desde el discurso oficial implica la exclusión de quienes tienen ideas políticas diferentes a las que postula el único partido permitido

Esa unidad es ajena a la reconciliación, porque la reconciliación a la que se nos exhorta desde los púlpitos no implica la conversión de los descontentos en militantes, sino la aceptación de las diferencias de una y otra parte en igualdad de condiciones. Rememorando al poeta Heberto Padilla podría decirse que "reconciliación y capitulación no riman".

Veremos si este espíritu de reconciliación acaba con los insultos y las golpizas contra aquellas personas que de forma pacífica marchan los domingos por las calles al salir de la iglesia para pedir el respeto de los derechos humanos y la libertad para quienes siguen encarcelados por motivos políticos.

Los enguayeberados gobernantes que escucharon misas y homilías son los únicos que tienen la capacidad o, mejor dicho, la autoridad, para emitir la orden de que cese la represión y que queden terminantemente prohibidos los mítines de repudio. Este venidero aniversario de la organización que se creó para que unos cubanos vigilaran y delataran a sus compatriotas sería una excelente ocasión para demostrar que las santas palabras no cayeron al vacío.

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