Concierto para cerrar este agotado 2007

Yoani Sánchez

24 de diciembre 2007 - 22:06

Apretujados en el patio del Centro Pablo, hemos vuelto a escuchar a Pedro Luís Ferrer. La noche del sábado 22 de diciembre nos cayó encima mientras oíamos sus poemas y canciones, alegres de que estuviera aquí –de vuelta entre nosotros- el Gordo de la guitarra. Pedro ha llegado distinto y a la vez igualito. Tiene temas nuevos que nos transportan a las calles de Madrid y los intercala con sus conocidos acordes guajiros, sones y décimas.

La canción dedicada a su amigo Jesús Díaz donde confiesa que “si no me voy de Cuba, no entiendas que me quedo”, me confirmó en mi locura de permanecer aquí para “apagar la luz del Morro” (o para encenderla otra vez, ¿quién sabe?). Eso y mucho más le debo a este trovador, que después de siete meses en Europa llega ante su público –que ya tampoco es el mismo- y nos hace reír y lanzarnos miraditas cómplices con aquello de: “abuelo tiene un revolver y un cuchillo,/ y mientras no se lo quiten abuelo ofrece peligro (…)/ aunque pienses que no, dile que sí/ si lo contradices peor para ti”.

Pedro, tú has sido lo mejor de este aburrido y descolorido fin de año. Mucho más real que los tostones, que la yuca con mojo o que la limitada porción de carne de cerdo (sé que esta comparación te gustará, porque lo de goloso se nota en tus canciones y en tu talla). Tomaré, entonces, como propósito para este 2008 -que se nos viene encima- un par de versos tuyos: “tenemos que construir la democracia plena,/ que nadie me obligue a decir lo que no quiero”.

Los dejo con el texto de la canción que aparecía en el programa del concierto y que da título al mismo:

Canción de fin de año

Ahora que permiten criticar:
¡Qué bellos son tus ojos, vida mía!
Me gusta tu manera de bailar
Y el fuero peculiar de tu alegría.

Ahora que permiten criticar:
Me voy al Malecón y espero el día;
Me quiero dedicar a descansar;
Las flores del jardín son tan bonitas…

Ahora que permiten criticar:
Estreno un pantalón y una camisa;
Pusimos una hamaca en el portal
Y un timbre que parece campanita.

Ahora que hasta el mudo quiere hablar
Y está de moda el grito y la querella:
Tus piernas, las quisiera devorar,
El modo en que caminas y te sientas.

Ahora que permiten:
La calle está repleta,
Las bolas y los chistes,
El cielo y las estrellas.

Ahora que permiten criticar:
Compré un ordenador y una cazuela;
Mi amigo preguntó para variar:
La luna está redonda y placentera.

Pedro Luís Ferrer

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