"Desliz mediático"

Yoani Sánchez

21 de noviembre 2007 - 00:27

Ayer lunes en la noche, el programa “Diálogo abierto” me confirmó la idea de que el debate cuando no es libre y espontáneo se queda en un monólogo de varias voces. Precisamente la ausencia de polémica fue lo que caracterizó a los invitados de Loly Estevéz, entre los que estaba Alfredo Guevara, Eduardo Heras León, Desiderio Navarro, Roberto Fernández Retamar y Corina Mestre. Cierto llamado a “no disentir” ante las cámaras, podía adivinarse tras el tono descriptivo y general de las intervenciones. Ni siquiera se habilitó la posibilidad de recibir llamadas de los televidentes, que en otras emisiones del mismo programa han elevado la temperatura de la discusión.

Las omisiones, como casi siempre, fueron más significativas que lo expresado a viva voz. Desiderio Navarro fue el único que mencionó, muy levemente, la polémica intelectual de los meses de enero y febrero. Como “un desliz mediático” caracterizó Navarro la aparición de Pavón, Serguera y Quesada en la televisión cubana, hecho éste que actuó como detonante para el intercambio de correos electrónicos que cuestionó la política cultural de la Revolución.

“Diálogo abierto” fue ayer un depósito de frases triunfalistas para caracterizar los actuales debates que preceden al Congreso de la UNEAC, lo que contrasta con los corrosivos planteamientos -hechos en esas reuniones- por una buena parte de la intelectualidad cubana. Los “polemistas” repitieron frases como “una nación no puede vivir de espaldas al debate”, “no podemos regalarles los temas al enemigo”, “hay que incluir más a los jóvenes en la crítica constructiva”. Todo esto dicho bajo la mirada de Fidel Castro y José Martí que, desde dos pinturas de Raúl Martínez, formaban parte de la decoración del set.

Claro está que ninguno de los participantes se atrevió a decir que “el debate debe ser entre todos los cubanos, no importa la filiación política o las preferencias ideológicas”. Tampoco llegaron a cuestionarse el por qué la cultura tiene que ser discutida entre entendidos, cuando es patrimonio de todos. Lo que nos dejó la “guerrita de los emails” también conocida como “palabras de los intelectuales” ha sido evidentemente absorbido y reacomodado por los funcionaros de la cultura. Anoche, en lugar de combustible para seguir debatiendo, a los espectadores se nos mostraron los inflexibles límites de un “debate entre revolucionarios”.

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