Duele la indolencia hacia los animales

El lanzamiento de la cabra de Manganeses de la Polvorosa, en Zamora, está prohibido desde 2002. Ahora se arroja un monigote. (EFE)
El lanzamiento de la cabra de Manganeses de la Polvorosa, en Zamora, está prohibido desde 2002. Ahora se arroja un monigote. (EFE)
Marta Requeiro

02 de agosto 2017 - 12:17

Miami/Con un animal doméstico asumimos los mismos compromisos que con un ser querido, de cuidarlo y estar pendiente de su bienestar. Si dejamos a un perro encerrado, aunque le prodiguemos todo, es maltrato.

Las mascotas perrunas necesitan correr, percibir infinidad de olores, relacionarse con los humanos y otros animales porque esa es la forma que tienen de ser felices. A veces producto de la "falta de tiempo", no le prestamos la más mínima atención y pasa a ser un objeto más sin tener en cuenta que tiene sentimientos.

En las redes sociales hay todo tipo de vídeos escalofriantes que muestran atropellos hacia animales de toda índole. Me duele ver que tatúen a un perro por simple capricho de su amo, por ejemplo. Igual que los rodeos estadounidenses y mexicanos, espectáculos profundamente machistas en los cuales los hombres demuestran su supuesta virilidad maltratando, sometiendo y matando animales.

Los rodeos estadounidenses y mexicanos son espectáculos profundamente machistas en los cuales los hombres demuestran su supuesta virilidad maltratando, sometiendo y matando animales

Vi por casualidad hace un tiempo un video donde un jinete con el afán de someter al toro hizo que el caballo que lo llevaba a la grupa se acercará tanto al bovino que éste le alcanzó en varias ocasiones el vientre con los cuernos. El vaquero forzó tanto al cuadrúpedo herido que cada vez se le producían heridas más profundas, al final éste terminó destripado y boqueando en el ruedo mientras él corría a parapetarse para resguardarse de las cornadas del taurino.

Los animales que se utilizan con esos fines ya han sido previamente amansados a golpes y sometidos a descargas eléctricas para que se asusten o se violenten y lograr que se comporten de forma salvaje. Para eso utilizan barras de hierro, espuelas, correas, látigos, se les retuercen los rabos para conseguir que salten de dolor y así su comportamiento parece salvaje y agresivo.

Una vez finalizado el rodeo, la tortura no se acaba, sino que empieza un nuevo infierno para los animales: el transporte hacia el matadero. Heridos y asustados, son hacinados en camiones. Los viajes pueden durar horas y resultan tan estresantes que es probable que los animales con hemorragias internas y otras dolencias mueran antes de llegar al matadero tras horas de larga agoní­a.

Las sangrientas corridas de toros en España es otra de las atrocidades inexplicables. Entre los cientos de festejos populares que se celebran en este hermoso país lleno de tradiciones donde se usan los animales como objeto de tortura; si bien la inmensa mayoría tienen al toro como elemento central, en otros el protagonismo se lo llevan diversas especies como gansos, gallos, pavos o burros.

Algunos de los más polémicos son el Toro de la Vega (Tordesillas, Valladolid), el Toro de San Juan (Coria, Cáceres), toros enmaromados (en diversas regiones como Castilla y León, Aragón, Navarra o La Rioja), los espantes de Fuentesaúco (Zamora), los toros embolados (Medinaceli, Soria), la suelta de patos en Puerto de Sagunto (Valencia) o los encierros por el campo, muy populares en diferentes localidades de Guadalajara. La mayoría de ellos han debido sufrir modificaciones por las protestas.

El caso más sonado ha sido el del lanzamiento desde un campanario de una cabra viva en Manganeses de la Polvorosa (Zamora), que fue prohibido en 2002

El caso más sonado ha sido el del lanzamiento desde un campanario de una cabra viva en Manganeses de la Polvorosa (Zamora), que fue prohibido en 2002. Desde entonces los vecinos han debido conformarse con tirar un "señuelo" con la apariencia del animal para poder celebrar el festejo.

Los grupos ecologistas consideran inaceptable que estas celebraciones se justifiquen y mantengan apelando a su supuesto carácter tradicional, pero para los defensores de estas tradiciones las fiestas son parte de la cultura y de la historia y un motivo de común disfrute para las distintas generaciones de las localidades en las que se celebran.

A pesar de los esfuerzos de las organizaciones protectoras de los animales no se ha logrado totalmente eliminar el uso de éstos seres, aún vivos, en los festejos ya que no se concreta una unidad de criterio que llegue a convertirse en ley debido a la autonomía de las administraciones locales involucradas.

La primera comunidad que prohibió los espectáculos sangrientos con animales en peleas, fiestas y otras actividades que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento fue Canarias, en 1991. No obstante, la ley aprobada permitió, por tradición, las peleas de gallos.

El Código Penal español castiga desde octubre de 2004, con sanciones que van de tres meses a un año de cárcel, el maltrato de animales domésticos. Esta categoría no incluye a los toros, las aves de cetrería y los animales exóticos o silvestres.

En algunas zonas de Latinoamérica, dada la conciencia de infringir el menor dolor posible, el tradicional sacrificio del ganado en el domicilio ha pasado a ser considerado una práctica irregular

En la industria alimentaria moderna, concretamente en la cárnica, para faenar el ganado en los mataderos se realizan procesos ordenados por Sanidad con el objeto de obtener una carne de condiciones óptimas. Las normas sanitarias las fijan las autoridades bajo la responsabilidad vigilada del establecimiento donde se realizan. En algunas zonas de Latinoamérica, dada la conciencia de infringir el menor dolor posible, el tradicional sacrificio del ganado en el domicilio ha pasado a ser considerado una práctica irregular, prohibida incluso, en muchos países.

En religiones, como el islam y el judaísmo, esta práctica ha de realizarse en determinadas condiciones rituales como el halal y el kosher. Lo que en la época medieval exigía el mantenimiento de distintas carnicerías en los últimos años ha venido siendo objeto de críticas por parte de los partidarios del reconocimiento de los derechos de los animales.

El noqueo del animal que se usa normalmente en los mataderos legales puede ser físico o eléctrico, se insensibiliza al animal antes de ser sacrificado para evitarles sufrimiento a la hora del degüello. Si bien podemos afirmar que de igual manera es chocante, al menos es menos traumático y según los expertos indoloro.

Dejar de comer carne es una decisión personal. No obstante, tenemos que lograr hallar la forma de vivir en un mundo más empático, ético y respetuoso y este debe incluir a los animales, encontrando la forma de no hacerlos sufrir.

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