Google entra por el aro en Cuba

Centro Google + Kcho.Mor
Los uniformados del departamento de Inmigración y Extranjería (Minint) salen del Google+Kcho.Mor este miércoles. (14ymedio/Luz Escobar)
Luz Escobar

07 de abril 2016 - 14:22

La Habana/Puede que Google sea el gigante de internet, pero en Cuba ha tenido que entrar por el aro. Este miércoles, el recién estrenado local Google+Kcho.MOR abrió tarde sus puertas debido a la impuntualidad del empleado que guarda las llaves y a la fumigación contra el Aedes aegypti que llenó todo el local de un humo espeso y gris. Ni siquiera esos contratiempos hicieron desistir a la decena de usuarios que esperaban a las afueras para conectarse a Internet.

El proceso para acceder al lugar recuerda a las colas para adquirir productos deficitarios, como un boleto en un ómnibus interprovincial o una decena de huevos. "Tienes que venir temprano para marcar, porque si no te vas a pasar toda la mañana aquí", explicaba una joven que dice haber usado la novedosa infraestructura en dos ocasiones desde que fue abierta al público este lunes.

Y todo a pesar de que el flamante proyecto de Google también se ha doblegado ante el Gobierno en el bloqueo de páginas web. En el nuevo servicio sitio se mantienen "presillados" portales como Cubaencuentro, Revolico o 14ymedio. La censura se debe a que el proveedor del servicio de conexión es la Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa), el monopolio estatal que mantiene el control sobre los que puede y no abrirse en sus servidores.

El flamante proyecto de Google también se ha doblegado ante el Gobierno en el bloqueo de páginas web

Sin embargo, las colas no cesan y cada hora se entregan solo 20 tickets numerados. Previamente, el usuario debe dejar todas sus pertenencias en un guardabolsos, excepto su carné de identidad, sin el cual es imposible recibir una de las entradas. Está prohibido acceder con cámaras, teléfonos, memorias USB y laptops. Todas las fotos publicadas del interior del local solo han podido hacerlas la prensa oficial y algunos corresponsales extranjeros a los que se les ha permitido difundir el nuevo proyecto.

Pese a que en un principio se habló de la posibilidad de utilizar dispositivos de almacenamiento, como memorias USB o discos duros externos, para llevar información a casa o subir materiales a la web, al menos hasta este miércoles no estaba permitido. Esta limitación le confiere a la sala de navegación un aspecto de museo: mirar, tocar e irse, pero sin llevarse nada, parecen advertir los empleados. La experiencia novedosa se reduce a haber navegado en internet desde un ChromeBook de los 20 que hay en el lugar.

Fabián, un joven que ha venido tres veces entre el martes y el miércoles, cuenta a 14ymedio que "al principio dejaban realizar llamadas para hablar pero enseguida lo prohibieron porque la gente gritaba y molestaba al que tenía cerca". El lugar es apretado y los usuarios no gozan de privacidad mientras se mueven por la gran telaraña mundial. Varios empleados supervisan cada gesto y miran por encima el hombro las páginas abiertas en las pantallas.

"El problema es que esto es una biblioteca y aquí no se puede hablar en voz alta", describía uno de los trabajadores del lugar a este diario. En cuanto a los horarios, el joven asegura que hasta ahora están abriendo "de 7:00 am a 12:00 pm, pero las primeras horas están reservadas para visitas previamente coordinadas".

Un grupo de miembros de la sección de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior salía este miércoles del centro justo antes de que entraran las 20 primeras personas de la fila. "Ayer vinieron los vestidos de verde, los del Minint de verdad... ahora, lo que no entiendo es por qué esta gente tendrá alguna prioridad", contaba Dorian, un vecino del centro Google+Kcho.MOR.

“Ayer vinieron los vestidos de verde, los del Minint de verdad... ahora, lo que no entiendo es por qué esta gente tendrá alguna prioridad”, contaba Dorian, un vecino del centro Google+Kcho.MOR

Yuli, una estudiante de tercer año de medicina volvió marcar en la cola después de haber hecho uso de la Chromebooks porque no le dio tiempo a encontrar la información que necesitaba. "Como no se puede copiar nada, lo que hago es que me lo mando a mi cuenta de Gmail y luego lo descargo y me lo llevo en otro sitio", detalla. Su novio, que estudia artes plásticas en el Instituto Superior de Arte (ISA), cuenta que el día anterior pudo visitar varios lugares "impresionantes de manera virtual gracias a los espejuelitos de cartón". Se refiere a la cardboard, una plataforma de realidad virtual para móviles, donada también por Google.

Llama la atención la baja velocidad de navegación en la nueva sala cuando se había anunciado que el local, insertado en el Museo Orgánico Romerillo (MOR) que lleva el artista plástico Kcho, tendría una conexión 70 veces mayor que la ofrecida en las zonas wifi en el resto del país. Varios usuarios comentaban a las afueras del local el sentirse defraudados ante las dificultades para ver videos de Youtube o hacer uso de otros servicios que requieren un mayor ancho de banda.

A pesar de los obstáculos, la espera, los tickets numerados y la imposibilidad de llevarse contenido digital a casa, los usuarios parecen hipnotizados por las pantallas nada más sentarse frente a ellas y mueven a toda velocidad las manos sobre el teclado para no perder un solo segundo de acceso a la web.

Desde la pared, una inmensa foto de Fidel Castro junto a una bandera cubana los mira. Una marquesina electrónica instalada en el lugar muestra una de las últimas frases que el expresidente escribió a Barack Obama: "Nosotros no necesitamos que el imperio nos regale nada".

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