Jóvenes cineastas cierran filas ante la censura

Un grupo autodenominado Cardumen hace pública una declaración con demandas "impostergables" al Gobierno

Yimit Ramírez habla sobre José Martí. (Facebook)
Yimit Ramírez tuvo que declarar su admiración por José Martí mostrando su tatuaje tras la polémica con su participación en la Muestra Joven. (Facebook)
Luz Escobar

08 de mayo 2018 - 14:50

La Habana/La exclusión del filme Quiero hacer una película, de Yimit Ramírez de una de las principales secciones de la última Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) sigue provocando reacciones. Una declaración firmada por jóvenes directores, productores, guionistas, fotógrafos y actores -que se autodenominan "los cineastas del cardumen"- ha denunciado este lunes lo sucedido con la película y reclama que "el Estado dé respuesta a demandas del gremio que son impostergables".

En el texto, publicado en Facebook, los realizadores describen su trabajo como un cine que "se opone al de la falsa esperanza" y se contrapone al séptimo arte "complaciente" que busca que el espectador "reproduzca miméticamente conductas, valores e idearios desgastados, desconectados del complejo contexto en que nos ha tocado vivir".

Los impulsores de la declaración de esta semana han ofrecido la posibilidad de adherirse al texto a cualquier simpatizante con su causa

La cinta de Ramírez calificada de "irrespetuosa" por las autoridades culturales por llamar "mojón" y "maricón" al prócer cubano y desató una avalancha de textos oficialistas criticando a su director y reclamando un castigo más severo contra su equipo realizador.

Los impulsores de la declaración de esta semana han ofrecido la posibilidad de adherirse al texto a cualquier simpatizante con su causa, a través de correo electrónico o "escribiendo en los comentarios la etiqueta #FirmoSoyCardumen.

Los firmantes se definen como continuadores de "un cine inconforme y revelador" que no acepta "zonas de silencio" a la hora de contar la historia del país porque sostienen que "el dolor acallado solo genera represión, odio e hipocresía social".

Entre quienes se han adherido ya a la declaración se encuentran Claudia Calviño, Yimit Ramírez, Alejandro Ramírez Anderson, Yaima Pardo, Claudia Expósito, Luis Alejandro Yero, Alejandro Normand, Ricardo Figueredo, Hugo Alea, Lynn Cruz, Mario Guerra, Lázaro J. González, Armando Capo, Nelson González Breijo.

El texto recuerda que los cineastas, como "parte de esta sociedad" están "comprometidos con ella de forma creativa y crítica" y subrayan que "en medio de la apatía, el individualismo y el automatismo predominantes, hacer cine es el gesto positivo" mediante el cual pueden participar. "Coartarnos es limitar esta participación y, con ella, nuestro aporte", afirman.

El texto recuerda que los cineastas, como "parte de esta sociedad" están "comprometidos con ella de forma creativa y crítica"

El grupo se queja de "la inexistencia de plataformas consolidadas y eficientes" que les permitan producir y distribuir legalmente su trabajo artístico. En Cuba las productoras privadas no son reconocidas legalmente y aunque en los últimos años han surgido numerosas iniciativas de este tipo, la mayor parte de las veces operan en un limbo legal.

El financiamiento de los proyectos cinematográficos ha sido uno de los puntos de mayor fricción entre los realizadores independientes y las instituciones oficiales. En los últimos meses han sido frecuentes las acusaciones contra algunos de estos directores por recibir fondos provenientes de embajadas y fundaciones extranjeras.

"Nuestras obras nacen por las más diversas vías: utilizando recursos propios, aportes solidarios de colegas, fondos de cooperación internacional, crowdfundings y la gestión de productoras independientes", señalan al respecto, y añaden que también se suman "apoyos esporádicos y parciales que proveen instituciones y empresas estatales de la cultura" y "otros sectores". "Sin embargo, no son suficientes para responder a nuestro potencial creador ni se integran de manera eficaz", lamentan.

Entre las exigencias recogidas en el documento se hallan la urgencia de contar con un Registro del Creador Audiovisual y el Fondo de Fomento, además de la legalización de las productoras independientes, la promulgación de una Ley de Cine o la actualización de los planes de estudios y claustros de profesores del sistema nacional de enseñanza artística.

Los realizadores se muestran además preocupados ante el "tenso ecosistema nacional en que se desarrolla actualmente la creación", "la arbitrariedad con que se aplica la política editorial en instituciones" y el ejercicio impune de la censura. "No hay cautelas ni principios éticos que sostengan su uso continuado", argumentan.

A estas prácticas, a las que se le suman “la difamación, en medios de prensa oficiales, de críticos y realizadores” generan en su conjunto “un clima inapropiado para la libre creación y circulación de las ideas”

A estas prácticas, a las que se le suman "la difamación, en medios de prensa oficiales, de críticos y realizadores" generan en su conjunto "un clima inapropiado para la libre creación y circulación de las ideas".

Los cineastas exigen que sus películas sean programadas en los cines y televisiones del país, además de las muestras y festivales, teniéndose en cuenta su calidad artística y evitando que "prime la suspicacia y la intolerancia ideológica", puesto que los espacios son públicos y los espectadores tienen derecho a apreciar sus propuestas y a dialogar con ellas "como sujetos activos".

"El cine cubano, todo, merece ser protegido. Esta es también una forma de enfrentar la creciente avalancha de productos audiovisuales con claras intenciones alienantes", advierten los creadores.

Para el grupo se impone construir un diálogo con las instituciones y sus representantes, al más alto nivel, que ha de producirse "en condiciones de equidad a partir de una lógica no autoritaria, patriarcal, paranoide; sino horizontal, respetuosa y desprejuiciada" y que "conduzca a resultados concretos más allá de la retórica".

"Nuestras películas, gestadas en la Isla y más allá, seguirán hablando y resonando aunque intenten ponernos mordazas. Hablarán por ellas mismas y serán nuestras voces, las voces de muchos. Encontraremos palabras nuevas, frases nuevas, lenguajes nuevos para contarnos. Pero nunca guardaremos silencio", concluyen.

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