Lázaro Saavedra descorcha un “Añejo 27”

'Detector de Ideologia' de Lázaro Saavedra en el Museo de Bellas Artes. (BdG/14ymedio)
'Detector de Ideologia' de Lázaro Saavedra en el Museo de Bellas Artes. (BdG/14ymedio)
Luz Escobar

09 de enero 2015 - 22:29

La Habana/Hay días para apurar el trago y otros para degustarlo. Este viernes es uno de esos en que es mejor tomárselo con calma y dejarlo un rato entre el paladar y la garganta. Mucho más, si se trata de un Añejo 27, como ha dado en llamar Lázaro Saavedra a la exposición que inaugura en la Galería Galiano de Centro Habana. Un “licor visual” que ha pasado por las barricas de la espera, desde 1987 y 1988 en que vieron la luz las piezas que lo componen.

Premio Nacional de Artes Plásticas 2014, Saavedra regresa a los demonios artísticos de la época de su tesis de grado en el Instituto Superior de Arte (ISA). En aquel entonces las obras fueron exhibidas en la Galería L –de la Facultad de Economía- y bajo el título “Pintar lo que pienso, pensar lo que pinto”. De este período hay piezas que se convirtieron en íconos de su arte y del momento que le tocó vivir a su generación de creadores, como es el caso del retrato de Marx (1987) y el cuadro con búcaro y flores donde se puede leer “El arte, un arma de lucha” (1988).

Varias de las piezas que formaban parte inicial de la serie no han podido ser incluidas en este Añejo 27. Otras tantas, sin embargo, han sido localizadas y recuperadas, por lo que desde esta tarde el público podrá reencontrase con ellas o descubrirlas por primera vez. Desde caricaturas y pinturas, pasando por el collage y los dibujos, la exposición nos aproxima a los orígenes de uno de los más importantes artistas plásticos residentes en el país.

Saavedra, como el buen ron, ha ido haciéndose más intenso con los años pero también mantiene la frescura del jovencito que pintó esos personajes inspirados en unos extraterrestres. Las “figuritas” iniciales aparecieron en la publicación de humor gráfico Dedeté y el aguzado ojo del artista las incorporó a su propio repertorio pero transformándolas en funcionarios, ángeles y críticos.

La carrera artística de Saavedra se inició en los años ochenta, como integrante del grupo Puré que, junto al reconocido Artecalle, lideró el movimiento artístico de aquella década. Su obra fue ganando en riqueza visual sin perder la ironía y la mirada crítica sobre la cotidianidad cubana. A su labor pedagógica se debe también la formación de una generación más joven y más universal en cuanto a temáticas y técnicas artísticas.

En enero de 2007 este enfant terrible tomó parte muy activa, junto a otras figuras de las artes y las letras, en la llamada “guerrita de los emails” o “palabras de los intelectuales”. Los dibujos, caricaturas y viñetas de este artista circularon a través del correo electrónico con una profunda sátira a la política cultural de las instituciones oficiales.

Hace apenas una semana, su nombre volvió a saltar a la palestra pública pero esta vez por un texto sobre el performance que Tania Bruguera intentó presentar en la Plaza de la Revolución. En el artículo titulado Tania gana, los derechos civiles continúan perdiendo, Saavedra pregunta si la creadora “¿Acaso pensó que las cosas cambiaron de un día para otro por un toque mágico el 17 de diciembre de 2014? ¿Creyó que le iban a decir: ‘bienvenida, la plaza es del pueblo, abramos todos los micrófonos y que se escuchen todas las voces’ (…)”

De manera que Saavedra sigue siendo aquel incómodo joven que pintaba para molestar, reír, reflexionar, gritar y mejorar. Hoy, brindaremos junto a él con un Añejo 27, porque el talento y la inconformidad no lo abandonen nunca.

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