Oscar para qué

La decisión del ICAIC de dejar desierta la candidatura cubana al premio de Hollywood despierta las críticas por los métodos de selección

Kiki Álvarez recibe de Eva Piwowarski el premio al mejor director por 'Venecia'. (Edison Vara/Agência PressPhoto)
Kiki Álvarez recibe de Eva Piwowarski el premio al mejor director por 'Venecia'. (Edison Vara/Agência PressPhoto)
Luz Escobar

16 de septiembre 2015 - 10:02

México/El portal digital Cubacine dio a conocer hace unos días una nota donde, entre otras novedades, dejaba saber que la candidatura cubana a la próxima edición de los Oscar quedaba desierta. Por mayoría de votos, los miembros de la Comisión de Selección del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) decidieron privar al cine cubano de otra oportunidad para mostrar su valía.

Esta Comisión la integraban el productor Frank Cabrera, el realizador Jorge Luis Sánchez, la actriz Eslinda Núñez, la directora Patricia Ramos y Susana Molina, vicepresidenta de Relaciones Internacionales de la institución.

El crítico de cine Juan Antonio García Borrero escribió este lunes un texto en su blog Cine Cubano La Pupila Insomne titulado Sobre Premios, Óscares y Desiertos, en el que reflexiona sobre la difícil convivencia de talento y glamour en los premios.

El post ha sido respondido por el director Enrique (Kiki) Álvarez en una carta abierta en la que el realizador expresa que no todos los cineastas cubanos reconocen "esta manera de selección a la cubana, a lo ICAIC", que implica que el mismo productor o director "inscriba su película en un franco ejercicio de presunción que, en ocasiones, no toma en cuenta el alcance o los propósitos de la obra".

En su caso particular, Álvarez agradeció a la dirección artística de la institución el llamado para que Venecia fuera elegible, aclarando que rechazó esa propuesta porque no creía que "fuera una película seleccionable para esos premios".

Al director le parece "una paradoja muy irónica y excluyente" que la cinematografía cubana en su conjunto no forme parte de la evaluación. En otros países de la región como Colombia o Perú las convocatorias son abiertas a todo el cine nacional.

"Nuestras instituciones no nos responden ni nos representan porque hace rato perdieron su razón de ser y su confianza en nosotros"

En su carta abierta, el director de Jirafas se pregunta: "¿Por qué no está La obra del siglo siquiera en la lista de precandidatos a la candidatura de la candidatura? ¿Consultaron a Carlos Quintela? ¿Por qué no La pared de las palabras? ¿Acaso Fernando Pérez no quiso participar? Parece una perversión coincidente, una trama secreta, un complot, que las producciones independientes más notables del año no hayan participado de esta selección, pero es una muestra elocuente de la crisis y el conformismo institucional que persiste en el Cine Cubano".

Son muchas las preguntas que lanza el director a lo largo de la carta, pero hay en ellas un hilo que ilustra muy bien la pereza y a veces la mala intención del ICAIC como entidad. "¿Por qué tengo que ir yo a tocar la puerta de una institución para que esta reconozca mi trabajo o no? ¿Por qué la institución que debe velar por la promoción internacional del Cine Cubano se conforma con hacer su trabajo a medias?".

El director cubano considera que una película como La obra del siglo, del joven realizador Carlos Machado Quintela, "hubiera sido una muy digna candidata", idea nada descabellada puesto que la cinta se llevó el Tigre de Rotterdam y competirá en la sección Horizontes Latinos del Festival de Cine de San Sebastián que se celebra entre los próximos días 18 y 26 de septiembre.

Casi al final de la carta, Álvarez habla con tristeza de una "crisis del cine cubano que ya dejó de ser estética para convertirse en una crisis ética" y reclama, de nuevo, una nueva Ley del Cine que "reordene y democratice" la circulación de la producción cubana.

"Nuestras instituciones no nos responden ni nos representan porque hace rato perdieron su razón de ser y su confianza en nosotros", dice el realizador para señalar lo que considera el problema principal. Y remata con una frase metafórica pero casi transparente: "En el momento en que el cine latinoamericano se hace más visible para todo el mundo, nosotros optamos por dignificarnos en la bruma".

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