Un corto cubano se alza con un premio en el festival Notodofilmfest

'Un día más', del director cubano Marcos Menéndez Hidalgo y que aspiraba a dos galardones, obtiene el premio Latinoamérica en corto

El cortometraje se proyectó durante el 'Weekend', un evento del certamen que reúne más de 100 horas de cine celebrado en la Cineteca del Matadero de Madrid

Entrada a la Cineteca durante el Weekend. (Rosa Pascual)
Entrada a la Cineteca durante el Weekend. (Rosa Pascual)
Rosa Pascual

19 de junio 2014 - 13:00

Madrid/Un día más emplea tan solo 3,30 minutos en transmitirnos el estupor de un hombre que choca con una realidad sobrecogedora en medio de lo que parecía un día cualquiera, lleno de grises, rutinas y soledad. Con esta breve historia de animación, el cubano Marcos Menéndez Hidalgo, que aspiraba también a la mejor película de animación, se ha hecho con el premio Latinoamérica en Corto en el prestigioso certamen español de cortometrajes por Internet Jameson Notodofilmfest. La entrega de premios se ha celebrado este lunes en Madrid y pone cierre a la undécima edición del festival, en el que 137 películas fueron seleccionadas para competir por los distintos premios que ha otorgado un jurado compuesto, entre otros, por los cineastas Isaki Lacuesta, Carlos Bardem o Javier Rebollo. El director cubano, que no pudo asistir a la gala, envió un vídeo en el que el protagonista de su historia agradecía el galardón.

El Notodofilmfest nació en 2001 a partir de una idea original del realizador español Javier Fesser que pretendía aprovechar las posibilidades de Internet para romper las barreras a las que los jóvenes cineastas se enfrentaban con las distribuidoras y las exhibidoras. Así, el certamen, por el que ya han pasado más de 10.000 cortometrajes de 38 países, se ha convertido en un gran escaparate mundial de nuevos talentos que solo tienen que enviar su historia original e inédita en formato digital para optar a finalistas.

La gala de este lunes llega un día después de finalizar el Weekend, la cita cinematográfica que se celebra desde el pasado año en el marco del festival y que supone casi 72 horas de talleres, encuentros entre cineastas, exposiciones, un rodaje exprés y, por supuesto, mucho cine. Durante el fin de semana se proyectaron los cortos candidatos a los premios y varios largometrajes en la Cineteca del Matadero de Madrid, una de las salas no comerciales más nuevas y con mayor calidad de proyección de la capital española. El recinto inició su actividad en 2011y se define a sí misma como primera y única dedicada casi en exclusiva al cine de no ficción y alternativo. Es el segundo año consecutivo que acogen el evento la pequeña sala Borau y la espectacular Azcona, dos salas acondicionadas dentro de una de las naves industriales de estilo neomudejar del espacio cultural Matadero Madrid.

Matadero Madrid, la reconversión del margen del Manzanares

Degüello de cerdos y de ganado lanar. Los dos pabellones que se sitúan frente al que acoge la Cineteca reciben con escalofriantes carteles de azulejos. Pero hace años que aquí no se mata si la ficción no lo requiere. Matadero Madrid es un ejemplo de la reconversión de un espacio vacío de dimensiones monstruosas, situado a orillas del río Manzanares, al sur de la ciudad de Madrid. Construido en el primer tercio del siglo XX sobre un pastizal y con el diseño del arquitecto municipal Luis Bellido, el espacio fue matadero y mercado municipal de ganados durante décadas, hasta su cierre en 1996. El espacio de más de 12 hectáreas quedó olvidado entre el cauce de un río degradado y una autopista de circunvalación atestada de vehículos a diario. Tras varios intentos frustrados de rehabilitación por parte del Ayuntamiento, en 2006 se abrió Matadero Madrid, un espacio de creación interdisciplinar que ha respetado la arquitectura del recinto para acoger exposiciones, teatro, talleres, conferencias, videoarte y un sinfín de actividades gracias a este modelo de colaboración público-privada. El Matadero se sostiene con fondos del Ayuntamiento de Madrid pero también de empresas, asociaciones y fundaciones.

La transformación del Matadero se ha visto reforzada por el soterramiento de la autopista M-30 y la construcción de un parque en su superficie –Madrid Río– que han supuesto la peatonalización de la zona y la recuperación del espacio para los ciudadanos. La apuesta ha repercutido en el distrito de Arganzuela, que ha pasado de ser un barrio degradado a un hervidero de jóvenes y artistas.

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