La realidad cubana vista desde un 'jacuzzi'

La pieza parte del controvertido audio con 15 cuestionamientos sobre la actualidad nacional lanzado por su autor el pasado año

Tres amigos se encuentran después de cuatro años y, entre la espuma de la bañera y las copas de vino, se ponen al día sobre sus vidas marcadas también por el exilio y el 'insilio'. (14ymedio)
Tres amigos se encuentran después de cuatro años y, entre la espuma de la bañera y las copas de vino, se ponen al día sobre sus vidas marcadas también por el exilio y el 'insilio'. (14ymedio)
Luz Escobar

25 de octubre 2017 - 13:00

La Habana/Tres personas, una bañera y una Cuba que duele por todos lados. Así podría resumirse la más reciente puesta en escena del director Yunior García que ha desembarcado en el Festival de Teatro de La Habana. Sin embargo, la obra Jacuzzi es mucho más que eso. Sus diálogos hilvanan una realidad descarnada, desprovista de épica y heroísmo.

Este lunes, una multitud aguardó ante las puertas del antiguo cine City Hall, en Cerro, para asistir a la nueva presentación del grupo Trébol Teatro. Las expectativas eran elevadas porque Jacuzzi fue calificada de "suceso cultural del año" por los críticos holguineros y, en parte también, por lo controvertido de su director.

García se hizo popular en Cuba por un audio con quince preguntas que lanzó a principios del pasado año durante una asamblea de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y que se viralizó a través de las redes sociales. Sus duros cuestionamientos tocaban temas sensibles como las limitaciones legales a la migración interna, la gestión de los medios y la corrupción.

Ese pasaje de su vida está reflejado también en Jacuzzi, una obra con visos autobiográficos que comienza con una escena en la que García se fuma un cigarro dentro de una bañera. A partir de ahí, y tras una inmersión de 33 segundos bajo el agua, el personaje del joven escritor Alejandro conduce al público por los vericuetos de sus dilemas existenciales y personales.

Alejandro, Susy y Pepe forman un triángulo candente con miradas contrapuestas sobre la cotidianidad de la Isla. Como eje de sus contradicciones está el eterno contraste entre la versión oficial y la realidad

Lo acompañan en ese doloroso periplo Susy y Pepe, para formar un triángulo candente con miradas contrapuestas sobre la cotidianidad de la Isla. Como eje de sus contradicciones está el eterno contraste entre la versión oficial y la realidad; entre lo que debió ser la Cuba de este tercer milenio y lo que ha terminado siendo.

Tres amigos se encuentran después de cuatro años y, entre la espuma de la bañera y las copas de vino, se ponen al día sobre sus vidas marcadas también por el exilio y el insilio. Alejandro regresó a Holguín después de una estancia en La Habana, mientras que Susy y Pepe han vivido la experiencia de residir en otros países.

Con pocos recursos escenográficos y breves desplazamientos, Jacuzzi conecta con el público. La dureza de los parlamentos de Susy, encarnada por Yanitza Serrano, es una de las claves de ese vínculo porque desde su escepticismo logra que muchos espectadores se identifiquen con su mirada desprovista de confianza y esperanza.

Para la joven, la sociedad cubana es "un cáncer" en proceso de metástasis que no merece la inmolación de la persona que ama. La Isla está llena de "señoras en licras que hacen colas sin saber para qué" y "cobardes que con la mierda al cuello dicen ¡viva! y aplauden y levantan el puño gritando dignidad sin tener ni una puta idea de lo que esa palabra significa".

Los parlamentos del personaje femenino van dando forma a una realidad en la que los muchachos "prostituyen a sus propias novias" y las madres "celebran que su hija adolescente se case con un anciano europeo a punto del infarto". La inconformidad va brotando y la crítica entra afilada como un bisturí entre las costillas de la identidad nacional.

Sin embargo, lo peor para la joven es el desprecio a la discrepancia expresado por aquellos "intolerantes que ayer lanzaron huevos y hoy siguen dispuestos a caerle a palos a cualquiera que piense distinto". El escenario se completa con los "corruptos, chivatos, hipócritas, revendedores, alcohólicos y oportunistas".

Junto a sus críticas, Susy llama a no meterse en problemas y repite las frases que todo cubano ha escuchado de algún amigo o pariente cercano, aquellas que le instan a no inmolarse por algo que no vale la pena. "Todo seguirá igual" y aunque cambie, "la gente honesta" seguirá en las mismas, "inconforme", le grita a Alejandro.

El joven, no obstante, sostiene que "la única postura política decente (...) es la del inconforme" aunque reconoce su miedo y paranoia a medida que se está "poniendo viejo". El escritor declara que hubiera preferido "creer en el mejoramiento humano", "confiar en las noticias" y pensar que "los líderes son genios, invencibles, incapaces de mentir".

"Lo único que hice fue quince preguntas", recuerda el personaje aludiendo a todas las situaciones que se desencadenaron en la vida del director Yunior García tras sus cuestionamientos públicos.

A pesar de sus discursos antagónicos, ninguno de los personajes resulta exagerado ni burlesco. Ni siquiera Pepe, interpretado por Víctor Garcés, que sostiene con acierto dramático el discurso más manoseado por los medios oficiales y las tribunas políticas.

La imagen de Cuba que entra y sale de la bañera no queda limpia. La propia gente que habita la Isla se reconoce manchada, sucia de ganas de decir no realizadas o de miedos no reconocidos, según transmite Jacuzzi. Con esa sensación de mancha, confesada y compartida, salió el público este martes de la pequeña sala del Cerro.

Yunior García después de la espuma y el vino

Tras la puesta en escena el joven dramaturgo conversó con 14ymedio y reconoció que le resultó un poco incómodo llevar elementos autobiográficos a escena "sobre todo si se busca honestidad". "Es fácil mostrar la mejor parte de uno, lo difícil es tratar de mostrarse completo, con todas las luces y también las sombras".

El también finalista del Premio Virgilio Piñera con la obra Sangre y muy elogiado por la crítica por su pieza Semen es graduado de la Escuela Nacional de Arte y el instituto Superior de Arte (ISA). El creador se ha ganado un espacio dentro del teatro cubano contemporáneo a golpe de talento e irreverencia.

El creador considera a Jacuzzi un "ejercicio de honestidad" necesario en este momento de su carrera. "Da mucho miedo al principio pero después se vuelve liberador", sostiene.

El director esperaba que la pieza "chocara" y provocara "tensiones" pero admite que hasta ahora nadie se ha acercado a manifestarlas. "Me gustaría, por ejemplo, que en obras como estas haya un debate después, donde la gente hable. Este tipo de confrontación quizá la esté necesitando y en algún momento lo haga".

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