Cubano, aunque el Gobierno lo niegue

El pueblo en el que nació Orlando Ortega, Artemisa, lo considera cubano y no ha dejado de seguir su prometedora trayectoria

Orlando Ortega abuelo mostrando un álbum de recortes de su nieto. (14ymedio)
Orlando Ortega abuelo mostrando un álbum de recortes de su nieto. (14ymedio)
Ricardo Fernández

01 de septiembre 2016 - 15:01

Artemisa/Orlando Ortega Echevarría, joven artemiseño que ganó la medalla de plata bajo bandera española en los 110 metros con vallas de los recién concluidos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, ha sido blanco de fuertes críticas por parte del Gobierno cubano y sus simpatizantes. Los ataques comenzaron cuando el presentador Randy Alonso lo llamó "excubano" en la Mesa Redonda. Sin embargo, según los 38 vecinos que se reunieron en su casa cubana para verlo competir, el ataque gubernamental empezó con la censura.

"No pusieron la repetición de la carrera y tampoco nos dejaron ver cuando subió al podio a recibir la medalla", comentó a 14ymedio una delegada del Poder Popular en la zona de la casa natal del atleta, que prefirió el anonimato.

Contrario a lo que pueda decir el oficialismo, el pueblo en el que nació Orlando Ortega, Artemisa, lo considera cubano y no ha dejado de seguir su prometedora trayectoria. El joven viene de una consagrada familia deportista, cuya referencia más visible es la abuela paterna, Cristina Echevarría, velocista olímpica en México 68.

"Es injusto lo que han hecho con el niño, convirtiéndolo en algo político. Y lo peor es que él pidió competir por Cuba y no le dejaron", dice el abuelo

Su abuelo paterno, Orlando Ortega Vigoa (Paponga), formó parte de la selección de fútbol por varios años y fue premiado muchas veces como líder goleador en las competencias nacionales. A su retiro del deporte activo se dedicó a entrenar implicando a su hijo Orlando Ortega (padre del medallista olímpico), que pronto se inclinó al atletismo. Todos ellos contribuyeron a la formación de la nueva generación de deportistas en la familia. Además del joven Orlando, su hermano Hansel Michel, de 16 años, estudia para entrenador de atletismo y la pequeña Cinthia, de 12 años, a la que Orlando dedicó su medalla olímpica, entrena como atleta en una Escuela de Iniciación Deportiva.

"Es injusto lo que han hecho con el niño, convirtiéndolo en algo político. Y lo peor es que él pidió competir por Cuba y no le dejaron", dice el abuelo de Ortega, "él no se fue por política, sino buscando el futuro que aquí no podía tener". El vallista desertó en 2013 en Moscú y hoy cumple una arbitraria sanción de ocho años sin poder tocar su suelo patrio.

"No fue fácil para ese niño de 18 años verse solo, pero se mantuvo firme en su decisión", comenta su abuelo. "Después de que mi hijo terminó la misión deportiva en el extranjero, se reunió con él en España para entrenarlo y así lo acompaña; pero regresa siempre en el tiempo reglamentario para no perder la ciudadanía cubana", cuenta. Como alternativa, el año pasado la familia viajó a Trinidad y Tobago para poder compartir dos semanas con el joven. "Lo vi entrenar", dice el abuelo con orgullo.

Más que un castigo para el atleta, la prohibición de entrar a Cuba ha sido un duro golpe para sus fanáticos. "Ya casi no televisan los eventos donde Pocholo (Orlando Ortega) participa", dice Yamil Díaz, "ahora tenemos que esperar a que mande los videos para reunirnos a ver las competencias".

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