¿Hacia una selección unificada que solucione la crisis del béisbol cubano?

Cuba pierde ante Japón en el Clásico Mundial. (Granma)
La hipótesis del equipo unificado no solucionará de golpe y porrazo la profunda crisis del béisbol cubano. (Granma)
Jorge Ortega

13 de abril 2017 - 15:09

West Palm Beach/La derrota sufrida por la escuadra cubana a manos de los tulipanes en el último Clásico Mundial es todavía un tema recurrente entre los aficionados al béisbol a pesar de haber transcurrido casi un mes. Las posturas son diversas. Por un lado están los nostálgicos, que recuerdan a los "invencibles" peloteros de las décadas de los 70 y los 80 del siglo pasado, que se dedicaron a vapulear consuetudinariamente a equipos de novatos y universitarios en los mediocres torneos de la IBAF. Otra facción se cuestiona la absurda confección del equipo, y critica las alineaciones y decisiones (o indecisiones) de Carlos Martí. Por otra parte, hay algunos que piden a gritos que los mejores jugadores de la Isla puedan integrar la selección nacional y crear un trabuco salvador.

El tema es peliagudo, y habría que hurgar más hondo para averiguar la verdadera razón de la debacle del deporte nacional. El país, que ostentaba de lejos la mejor liga profesional de béisbol al sur del Río Bravo y el principal emisor de estrellas foráneas a las Ligas Mayores, se ha convertido en el fantoche beisbolero de la región. El aislamiento de la Isla, que ya rebasa la media centuria, tampoco benefició al béisbol, y las pírricas victorias frente a débiles rivales en la arena internacional solo alimentaron un espejismo que ahora se esfuma. No obstante, de nada vale mirar hacia atrás, ya el mal está hecho y en vez de caer en sentimentalismos inútiles el raciocinio exige tratar de restañar las heridas de nuestro maltrecho deporte.

Partiendo de una base y sin ánimo de ser pesimista, estoy convencido de que la hipótesis del equipo unificado no solucionará de golpe y porrazo la profunda crisis del béisbol cubano. Apoyo totalmente en cualquier foro que esto se haga una realidad, aunque solo fuera por el derecho que tienen mis compatriotas que juegan fuera de Cuba a representar a la selección. Incluso me inclino a creer que sería muy beneficioso que los más jóvenes cubanos pudieran ver a deportistas de élite de su país jugando al más alto nivel. Tal vez así desempolvaríamos algún que otro bate o guante en detrimento de los balones que a día de hoy reinan en placeres y parques cubanos. En lo particular me preocupa más sentar las bases para que haya un futuro de béisbol en Cuba que ganar algún que otro trofeo a corto plazo.

El cáncer que hoy corroe a la pelota cubana no es otro que el mismo que ha empobrecido a la nación, dividido a su pueblo y envenenado a la sociedad

El cáncer que hoy corroe a la pelota cubana no es otro que el mismo que ha empobrecido a la nación, dividido a su pueblo y envenenado a la sociedad. La Dirección Nacional de Béisbol no es una institución enfocada en el desarrollo del deporte, sino un portavoz de las voluntades gubernamentales y un intermediario que aboga por los intereses de algunos. La prioridad para la DNB parece ser buscar alguna salida legal para las contrataciones en la que denominaron hace algunos años "pelota esclava"y adquirir jugosas comisiones por cada galeote feliz que se lograra firmar.

El epicentro de las negociaciones era, al parecer, el interés que tenían algunas organizaciones por Yulieski Gourriel, lo que hacía frotarse las manos a más de uno en la cúpula de poderes de la Isla hasta que el jugador, hastiado de manipulación, decidiera tomar las de Villadiego. El caso de Gourriel es incluso bastante particular, ya que es difícil para las autoridades cubanas echarle "con el rayo" a un hombre que abandonó a la delegación en la República Dominicana después de culminado el torneo en que jugaba y que además brindó su talento en Cuba durante 13 Serie Nacionales. ¿Acaso a alguien le parece poco un servicio social de 13 años? La pataleta provocada por el éxodo masivo de los más talentosos atletas cubanos ha dejado sin moneda de cambio a los negociadores cubanos y cierran enfurruñados la puerta a la opción de aglutinar a todo el potencial de cualquier orilla. Después de todo, ¿a quién de veras le importa el béisbol?

Para apaciguar los caldeados ánimos de los aficionados y tratar de explicar lo inexplicable se han urdido algunas estratagemas, patéticas por lo demás.. En absurdas declaraciones a OnCuba, el actual comisionado nacional, Aragon, argumentaba en una entrevista que había razones que impedían un equipo de Cuba con estrellas que jueguen en el exterior y cito. "No habrá concesiones que impliquen abrir las puertas a quienes negaron a su país o abandonaron delegaciones que contaban con sus esfuerzos", dijo. ¿Acaso no recibió incluso un miembro de la realeza a José Dariel, Alexéi y compañía en el aeropuerto en aquel simbólico viaje de una efímera luna de miel con el exilio beisbolero? ¿Por dónde va esto? Por supuesto, y como colofón, también se refirió al viejo discurso del "bloqueo".

Una vez más, y a la hora de recoger los bates, sin comentarios. Por otra parte, en CubaDebate, en una entrevista concedida a Michel Contreras, uno de los peloteros más queridos por la afición cubana, Antonio Muñoz es incluso mas especifico cuando menciona lo siguiente: "me pregunto qué pensaría William Saavedra si luego de un año entero de sacrificios y rendimiento José Dariel Abreu viniera a ocupar el puesto de primera base en el equipo. Eso no quiere decir que yo esté en contra de esa posibilidad, sino que me parece que habría que encontrar la manera de solucionar las situaciones que se derivarían de eso". Según el señor Muñoz, habría que ser cuidadoso con la confección del equipo para no herir susceptibilidades de Saavedra y compañía. Es casi tan absurdo como las declaraciones de Aragón.

No hay que ser muy avisado para comparar las ventajas de disfrutar de bienes, lujo y confort haciendo lo que te gusta

En primer lugar, nunca he sido de los que critican a los peloteros que decidieron quedarse en su terruño, aunque me parezca absurdo no intentar probar talento, suerte y fortuna al más alto nivel, respeto las decisiones de cada uno. En su entrevista Antonio Muñoz presume incluso de su casa, que construyó "con sus propia manos" poniendo bloques y cortando madera. ¿Acaso Antonio y su entrevistador pretenden provocar empatía y admiración? Sin tener que poner bloques o cortar madera Puig disfruta una mansión en California y Céspedes es feliz rodeado de caballos y verdor en su rancho floridano. El enfoque de la entrevista a Muñoz es penoso y un verdadero desastre periodístico. El "Gigante del Escambray", ya viejo y enfermo, defiende sus posturas y provoca cierta pena porque sus discursos no seducen a nadie.

Contreras lo denomina como "el mas cubano de los peloteros cubanos", mientras que los aficionados al béisbol admiran tanto el rendimiento en la MLB como el éxito económico cosechado por las estrellas, también cubanas, que triunfaron al más alto nivel de este deporte. No hay que ser muy avisado para comparar las ventajas de disfrutar de bienes, lujo y confort haciendo lo que te gusta, en vez de picar palos y tirar mezcla para vivir más o menos decentemente. Lo siento Antonio, pero con todo respeto, no creo que sea usted un paradigma para nadie.

Convocar a los mejores peloteros de la Isla para jugar en el WBC no presenta ningún problema ético, son cubanos y jamás dejarán de serlo. Las autoridades cubanas pretenden excusarse con un supuesto bloqueo que ni siquiera impide la participación en el evento ni el ingreso de la comitiva a territorio norteamericano (claro que con el equipo que eligieron no llegaron a la fase del torneo que ameritaba viajar a Estados Unidos). Así que, por favor, basta de justificaciones sin sentido. Egoístas intereses de la cúpula gobernante en Cuba atentan contra los derechos de los cubanos que merecen jugar por su país y devalúan cada día más el deporte nacional.

Algún día seremos testigos de la actuación de un equipo Cuba real, integrado por cubanos de todas las orillas es un hecho. Eso no me cabe la menor duda. No obstante, al menos en este último Clásico se hizo la voluntad de la realeza. Se castigó una vez más a los "desertores" que no se conformaban a recoger migajas como los contratados en Japón, y de paso a toda la afición. Se evitó la posible humillación de ver convertirse en héroes nacionales a Chapman soltando misiles o a Tomas horadando las cercas del Tokio Dome. Una vez más consiguen los que gobiernan en Cuba su mayor objetivo, ganar tiempo. En cuatro años no importa que pase, ya habrán entregado el bastón de relevo, nuestros peloteros estarán casi un lustro más viejos y el béisbol habrá caído aún más hondo. Espero que para ese entonces todavía estemos a tiempo

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