Birmania está más cerca de lo que creemos…

Los activistas birmanos Nay Phone Latt (izqda.) y Soe Aung (dcha.). (14ymedio)
Los activistas birmanos Nay Phone Latt (izqda.) y Soe Aung (dcha.). (14ymedio)
Yoani Sánchez

15 de octubre 2014 - 07:00

Praga/Hace unos años, cuando me embargaba la desesperanza por la situación de mi país, pensaba en quienes la estaban pasando peor en cuanto a falta de libertades. A la mente, invariablemente, me venían dos naciones: Corea del Norte y Birmania. La primera de ellas encabeza aún la lista de lugares donde pocos quieren vivir, mientras que Myanmar (Birmania) ha emprendido un proceso lento e imperfecto de apertura.

Acabo de encontrar en Praga a dos birmanos que están contribuyendo a esos pequeños cambios, el bloguero Nay Phone Latt y el activista Soe Aung.

Pregunta. Nay, tienes apenas 34 años y ya estuviste preso por difundir en Internet las protestas ocurridas en tu país en el año 2007. Te condenaron entonces por un supuesto delito de violación de la ley electrónica. ¿Crees que ahora el acceso a la información es más libre?

Respuesta. Nay Phone Latt: Ahora mismo hay menos censura en los medios, ya no es tan fuerte como antes. No hablo sólo de los medios digitales, sino también de la prensa escrita que está sometida a menos controles por parte del Gobierno. El problema que aún tenemos es que parte de esos medios siguen en manos del oficialismo y los otros, que son privados, pertenecen a personas que tienen muy buena relación con el poder militar, de manera que muchos son corruptos. Sin embargo, siempre quedan algunos que intentan ser independientes.

Todavía hay límites muy claros en relación con lo que se puede escribir y lo que no. Por ejemplo si alguien publica un artículo criticando al Gobierno y destapando algún escándalo de corrupción, puede meterse en serios problemas e, incluso, terminar en la cárcel.

"Todavía hay límites muy claros en relación con lo que se puede escribir y lo que no"

P. ¿Cuánto ha cambiado la situación desde las elecciones en 2012?

R. Soe Aung: Actualmente en Birmania tenemos un Parlamento cuya mayoría está conformada todavía por militares. La Constitución le reserva al oficialista Partido del Desarrollo y la Solidaridad de la Unión un cuarto de los puestos parlamentarios y 56 de los 224 que conforman el Senado. Mientras que la opositora Liga Nacional por la Democracia (LND) apenas alcanzó 43 escaños. De esa manera es muy difícil promover cambios, porque no se trata de un proceso realmente democrático.

P. La premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi es el rostro más visible de la disidencia en Birmania ¿Qué otros grupos opositores están reclamando cambios?

R. Soe Aung: Hay el movimiento conocido como la Generación 88, porque en 1988 hubo una protesta popular contra la junta militar. Estas manifestaciones, compuestas en su mayoría por estudiantes, fueron brutalmente reprimidas. Actualmente ese grupo sigue teniendo mucha fuerza en la sociedad birmana y exige una sociedad democrática y abierta.

P. ¿Cuáles son los principales problemas para la población birmana ahora mismo?

R. Nay Phone Latt: En primer lugar la falta de confianza en las instituciones, en la policía, en la justicia y en el Gobierno. La gente padece de mucha incredulidad, de mucho escepticismo. Hay un pérdida de la confianza en toda la sociedad hacia el régimen militar. Hemos perdido la capacidad de creerle.

R. Soe Aung: En mi opinión, nuestro mayor problema sigue siendo la pobreza. Tenemos gente aún muy pobre en nuestro país, que no cuentan siquiera con un trozo de tierra para plantar sus propios alimentos. Hemos vivido una apertura económica pero los grandes beneficiados son los militares y las personas cercanas a ellos, que se han hecho muy ricos.

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