Yuliet Cruz: “Trato de ser lo más sincera posible”

La actriz Yuliet Cruz. (Facebook)
La actriz Yuliet Cruz. (Facebook)
Henry Constantin

29 de agosto 2015 - 16:22

Camagüey/Exhausta, en el portal de la casita que tienen sus suegros por la Toma del Agua en Camagüey, Yuliet Cruz habla sobre teatro y realidad. Un rato antes había bajado del escenario tras la última función de Fíchenla, si pueden, vestida como Lizy, una prostituta vulgar, honesta y valiente que lo arriesga todo por negarse a ser cómplice de las autoridades corruptas de un pueblo. Ahora volvía a ser Yuliet.

Pregunta. ¿Cómo le fue con el personaje Lizy y con el director Carlos Celdrán?

Respuesta. Carlos Celdrán ha sido un director atípico para mí. Desde que empecé a trabajar con él, me dio personajes que otras personas no creían que yo pudiera hacer. Fue bastante cuestionado cuando me dio Luz Marina y también cuando me dio la mujer de Miguel Hernández. Es de los pocos directores que
 se han arriesgado a darme personajes, junto con Ernesto Daranas, en la película Conducta.

Carlos es de los que me permiten ser muy yo, ser muy libre, 
y aportar mucho al personaje. En mi caso, ha sido maravilloso trabajar con él, dar autenticidad a la interpretación.
 No siempre los actores podemos elegir los personajes, eso es una realidad muy triste. Es
 muy difícil encontrar personajes 
femeninos que estén muy bien
 escritos. Casi siempre son más pobrecitos 
a la hora de escribir: la hermanita 
de él, la mamá de él.

P. Quizás porque son escritos 
por hombres...

R. Quizás por eso, sí. He conversado en otros lugares sobre eso y es verdad que hay muy pocas directoras y guionistas mujeres; la mayoría son hombres heterosexuales. Una lo nota, y a veces como actriz lo cuestiono al director: pero mira, esta mirada es muy machista.
 En el caso del cine, quisiera encontrar personajes en los guiones con la misma complejidad de los que me he encontrado en el teatro, personajes que estén más allá de los clichés y arquetipos.

"Quisiera encontrar personajes en los guiones del cine con la misma complejidad de los que me he encontrado en el teatro"

P. Me chocó, favorablemente, su interpretación de Lizy, un personaje que en apariencia es el menos moral, el menos ético.

R. Es un tema que desgraciadamente nunca va a pasar de moda, porque es indiscutible que no siempre el que tiene el poder es el que mejor lo usa. Lo más sorprendente de Lizy es su actitud ante la verdad.

P. Ha actuado en muchas obras que tocan la realidad cubana como no la toca la mayor parte del periodismo.
 El arte, a veces, es el eco y la punta del 
iceberg para conocer los problemas de la 
sociedad, de la gente. ¿Siente que cuando actúa solo asume una personalidad 
ajena?

R. No, no, yo tengo también una mirada crítica y mis puntos de vista. Si el
 personaje lo requiere, los comparto con 
él. En los personajes que he interpretado, trato de ser lo más sincera posible, sin cuestionar si está bien o está mal, porque es la única manera que tengo de lograr que cumpla su rol en la obra. Aun estando de acuerdo con un personaje, no puedo limitarlo a mi pensamiento. Así fue el caso de la madre de Chala, en Conducta.

P. Es muy común que los artistas en otros países se movilicen, protesten, reúnan firmas, hagan declaraciones
 en favor de causas diversas que les interesa respaldar. ¿Por qué entre los artistas cubanos no ocurre igual?

"Hace mucho tiempo se resquebrajó algo muy importante en el cubano y eso es un viaje que habrá que emprender en algún punto como sociedad"

R. El tema es más profundo que lo 
que te voy a decir. Voy a llegar hasta ahí... En alguna medida, pensamos en intereses personales, en nuestro pequeño microuniverso, y esperamos a que sean otros los que se pronuncien. "Si hay otros para hablar, ¿para qué voy a hablar yo?" y de alguna manera así cuidar el pequeño espacio de uno.

Uno siempre piensa que el daño va a estar fuera, siempre tratas de poner tu ropa a salvo. Pero uno hace la diferencia, tanto para bien como para mal. Ese pensamiento perjudica, porque desgraciadamente casi todo el mundo piensa igual. Si se revierte esto y nos damos cuenta de que el pronunciarnos y unirnos nos va a hacer más fuertes y va a hacer que se solucionen muchas más cosas, sería maravilloso. Pero ahora mismo no creo que suceda.

Hace mucho tiempo se resquebrajó algo muy importante en el cubano y eso es un viaje que habrá que emprender en algún punto como sociedad... No sabría qué decir. Eso es complicado.

Nota de la redacción: Esta entrevista fue publicada originalmente en la revista La Hora de Cuba y se reproduce aquí con el consentimiento de su autor.

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