Panamá prepara el último traslado de cubanos hacia México

Los que ingresen después serán devueltos a otros países, advierte el presidente Varela

Niños cubanos que permanecen junto a sus padres en Panamá a la esperar de proseguir la ruta hacia EE UU. (Silvio Enrique Campos, migrante cubano en Panamá)
Niños cubanos que permanecen junto a sus padres en Panamá a la esperar de proseguir la ruta hacia EE UU. (Silvio Enrique Campos, migrante cubano en Panamá)
Mario J. Pentón

29 de abril 2016 - 17:45

Miami/La cancillería panameña ha comenzado a censar a los más de 670 migrantes cubanos que se encuentran en el albergue de Los Planes, en la provincia de Chiriquí, en previsión de su traslado hacia México en los próximos días. Otros tres mil cubanos, la mayoría varados en la frontera con Costa Rica, se beneficiarán también de esta operación, la última de este tipo, según dijo este jueves el mandatario panameño, Juan Carlos Varela.

“A partir de que culmine la operación de traslado de los cubanos censados, los que ingresen posteriormente tendrán que tomar decisiones de a qué país quieren regresar; no podemos convertirnos en un respaldo logístico permanente a un tráfico de migrantes”, ha advertido el presidente panameño.

Según el director regional de migración, comisionado Alfredo Córdoba, en la tarde de ayer se inició el traslado de más de 200 migrantes que se encontraban en varios hoteles hacia el campamento de Los Planes. "Se trata fundamentalmente de mujeres embarazadas y familias con niños, que deben ser llevados a un lugar con las atenciones que merecen", apuntó.

El funcionario comentó a este diario que el propósito de la medida es "concentrar a todos los migrantes en un área donde puedan estar atendidas sus necesidades básicas, teniendo en cuenta sus derechos como personas".

Córdoba refirió que en estos momentos se encuentran en territorio de la República de Panamá 3.704 migrantes cubanos, que deberán poco a poco ser trasladados a Gualaca, donde una fuerza de tarea conjunta, que incluye al Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), el Servicio Nacional de Migración de Panamá, Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), y la Policía Nacional, se han movilizado para atender la crisis humanitaria.

Según las autoridades, el propósito de la medida es "concentrar a todos los migrantes en un área donde puedan estar atendidas sus necesidades básicas"

"Yo creo que estamos en la recta final, al menos ya nos están sacando fotocopias del pasaporte, ya eso es algo" comentó Angel Chale, uno de los varados proveniente de Ecuador. Chale decidió abandonar el viejo almacén de Bond, en San Isidro, a kilómetro y medio de la frontera costarricense, donde compartía el suelo con otros 400 cubanos en las condiciones más precarias.

Tanto Angel como Leslie Jesús Barrera viven desde hace una semana en el albergue de Los Planes. "Este lugar en que ahora estamos es bastante divertido. Normalmente jugamos pelota (béisbol), dominó, o bailamos", comenta Barrera. "Nosotros ayudamos cuando nos piden que colaboremos con alguna tarea y por lo demás esto es como un campismo". Agregó además que se encuentra muy agradecido del trato que ha recibido del gobierno panameño que en estos momentos les garantiza incluso asistencia médica gratuita.

La madrina de los cubanos

Ángela Buendía es la directora de organización comunitaria de Sinaproc, pero los migrantes le han apodado "la madrina". Según ella misma explica, "me llaman así porque me identifico con sus necesidades y todo el dolor que han pasado".

Buendía comenta que aprendió a lidiar con los migrantes de la Isla en la pasada crisis y desde entonces se solidariza con el drama que viven "estas miles de personas que tienen que salir de su tierra y muchas veces pasan por traumas muy intensos". Destaca que incluso, después de pasar semanas en Panamá muchos todavía viven con miedo.

Según dice, el flujo migratorio no parece detenerse, aunque estadísticas oficiales indican que ha disminuido. "Cada día nos llegan entre 20 y 60 migrantes cubanos a Chiriquí. Es por eso que decidimos acondicionar este campamento".

En estos momentos se encuentran en territorio de la República de Panamá 3.704 migrantes cubanos

La funcionaria explicó que Los Planes fue construido originalmente para albergar a trabajadores suizos que laboraron en una represa local. "Es un área de 4 hectáreas con un paisaje fresco y todo tipo de comodidades", agregó. También destacó que "la única prohibición que tienen ellos es la de salir de noche, y eso es por su propia seguridad". Dijo además que tendrán servicio de wifi gratis, pero que por el momento pueden servirse de conexiones de datos de una red local.

"El mayor problema que he tenido con los cubanos es que cuando ellos llegan aquí, como vienen de un lugar sin libertad, se sienten completamente libres y claro, a veces confunden la libertad con el libertinaje", señaló.

No todos quieren estar en el albergue

Pero no todos quieren irse al albergue en Los Planes. "El problema que le veo yo a ese lugar es que es muy lejano. Desde el Milenium uno al menos puede trabajar 'por la izquierda' (como indocumentado) y buscarse unos pesitos", comenta Dariel, quien prefiere omitir su apellido por temor a ser descubierto. Su trabajo como carpintero, un oficio que aprendió en Cuba, le permite subvenir sus gastos a la vez que, según confiesa, ahorra algo "para si al final se da lo del viaje".

"Aquí habían hasta cubanas que jineteaban (se prostituían) y cobraban más barato que las panameñas. Esas fueron inteligentes, porque al final, lograron conseguir el dinero y hoy están en el yuma (EE UU)", argumentó el migrante.

En habitaciones hacinadas, en los pasillos, o simplemente en carpas que se despliegan al anochecer en los portales de las casas aledañas cientos de cubanos han preferido mantenerse cercanos a la frontera costarricense.

"Es un problema que afecta a las comunidades que muchas veces se ven sobrepasadas por la cantidad de migrantes que llegan", explica el comisionado Córdoba.

Muchos de los habitantes locales han visto en los cubanos una oportunidad de negocios

Muchos de los habitantes locales, desde Puerto Obaldía hasta Paso Canoas, han visto en los cubanos una oportunidad de negocios. Con el flujo de migrantes han florecido desde hospederías hasta simples restaurantes donde el precio por lo general suele ser el doble para los habitantes de la Isla.

"Yo no quiero irme al albergue de Gualaca porque eso está muy lejos, prefiero quedarme aquí porque estoy en un pueblo, y al menos puedo valerme por mí misma", dice Yanieris, una cubana de 35 años que llegó a Panamá procedente de Guyana. "Es difícil, claro, pero si el día de mañana me quiero ir con un coyote, no habrá nadie que me lo impida".

Los 'coyotes' merodean...

Juan Ramón es uno de esos cubanos varados en Panamá que decidió no esperar más para llegar a Estados Unidos. Tras reunir 1.400 dólares entre amigos y familiares en Miami, partió una noche atravesando la frontera costarricense oculto, junto a otros seis compañeros bajo la guía de un coyote. "En cada país un coyote nos entregaba a otro, hemos pasado de todo en el camino: atravesar las selvas, los ríos, lagos..., es algo muy duro", aseguró.

Lo peor para el joven fue el momento en que bordeando un retén militar en Nicaragua "nos asaltó un maleante, enviado por el mismo guía, que nos robó todo lo que teníamos. Hasta el celular nos quitó. Fue una experiencia terrible porque podía acabar con nuestra vida y nadie se hubiera enterado" dijo a este diario.

Tras más de 12 días de camino Juan Ramón se encuentra en la estación migratoria de El Paso Texas, esperando que se procesen sus documentos para entrar bajo "parole" a los Estados Unidos.

Para intentar burlar el control del ejército y la policía sobre las fronteras de Costa Rica y Nicaragua los migrantes utilizan medios tan 'sui generis' como ocultarse en una pipa de agua o esconderse dentro de un bote

Para intentar burlar el control del ejército y la policía sobre las fronteras de Costa Rica y Nicaragua los migrantes utilizan medios tan sui generis como ocultarse en una pipa de agua o esconderse dentro de un bote para pasar por las regiones costeras del peligroso océano Pacífico.

En noviembre del pasado año el Gobierno sandinista de Daniel Ortega en Nicaragua cerró las fronteras de su país a los emigrantes cubanos que utilizaban Centroamérica como camino para llegar a los Estados Unidos.

La medida produjo un efecto tapón que hizo que al menos 8.000 personas quedaran varadas en Costa Rica, país que a su vez también cerró la frontera trasladando el problema a Panamá. Tras un acuerdo con México ambos países lograron tender un puente humanitario que permitió la salida ordenada de una gran parte de los migrantes.

Los coyotes, o traficantes de personas, han convertido la migración hacia el norte en un gran negocio que genera millones de dólares. Desde octubre de 2014, casi 132.000 centroamericanos y alrededor de 75.000 cubanos llegaron a la frontera sur de Estados Unidos.

El Gobierno cubano ha reiterado que todos los migrantes han salido legalmente de Cuba y por lo tanto pueden volver a territorio nacional.

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