Ferguson recuerda en paz y silencio la muerte hace un año de Michael Brown

Protestas en una noche de disturbios en Ferguson tras conocerse el fallo del caso  (EFE/Tannen Maury)
El asesinato de Brown y la exculpación del policía que le disparó provocaron una ola de protestas en Ferguson. (EFE/Tannen Maury)
Cristina García Casado

10 de agosto 2015 - 01:35

Washington/(EFE).- La paz y el silencio marcaron este domingo el aniversario de la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un policía blanco en Ferguson (Misuri), un suceso que desató los peores disturbios raciales en décadas y abrió un nuevo capítulo en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.

Centenares de personas se congregaron en Ferguson a las 12:02 hora local (17:02 GMT) para mantener cuatro minutos y medio de silencio: la hora a la que fue asesinado el joven y el tiempo que permaneció su cuerpo tendido en la calle tras fallecer.

La conmemoración comenzó a las puertas de los apartamentos Canfield Green, donde falleció Brown, y prosiguió con una marcha sin incidentes por la avenida West Florissant, epicentro de las protestas que siguieron a la muerte del joven.

Al final de la marcha, liderada por su padre, Michael Brown Sr., se echaron a volar dos palomas.

La muerte de Brown hace hoy un año situó en el centro del debate la violencia y discriminación policial contra los negros en Estados Unidos y supuso el nacimiento de un nuevo movimiento social bajo el lema "Black lives matter" ("Las vidas de los negros importan").

Durante todo el fin de semana ese movimiento mostró que sigue vivo no sólo en Ferguson sino en otras ciudades del país, como Nueva York y Washington DC, donde se convocaron marchas pacíficas para pedir el fin de la violencia policial contra los negros.

En la manifestación del sábado en Ferguson, el padre de Brown agradeció a los asistentes su lucha para que la muerte de su hijo no quede "bajo la alfombra".

De nuevo en las calles se volvieron a ver las camisetas que han marcado las marchas del movimiento que nació con la muerte de Brown, con mensajes como "Por favor, dejad de matarnos" o, el que es ya su grito emblema, "Manos arriba, no dispares".

Brown recibió varios disparos del agente blanco Darren Wilson en circunstancias aún por esclarecer cuando iba desarmado, pero un gran jurado resolvió que no había pruebas suficientes para imputar al policía

Brown recibió varios disparos del agente blanco Darren Wilson en circunstancias aún por esclarecer cuando iba desarmado, pero un gran jurado resolvió que no había pruebas suficientes para imputar al policía.

Tampoco se admitieron cargos contra el agente involucrado en la muerte del también afroamericano Eric Garner, que falleció en julio de 2014 tras ser inmovilizado con una llave ilegal y cuya hija asistió este domingo a la marcha de Ferguson.

Estos dos casos desencadenaron las mayores movilizaciones y forzaron al Gobierno estadounidense a situar la discriminación racial por parte de la policía entre las prioridades de la agenda.

La ola de disturbios que desataron las muertes de Brown y Garner recordaron asimismo las violentas protestas por motivos raciales de los años sesenta y evidenciaron que este debate en Estados Unidos está lejos de haber sido superado.

Desde la muerte de Brown hace un año, la protesta racial se extendió desde la pequeña localidad de Ferguson a más de 170 ciudades de todo el país, con especial intensidad en Nueva York, Washington DC y Los Ángeles.

La más trágica expresión de ese malestar fue el asesinato a tiros de dos policías neoyorquinos, Wenjian Liu y Rafael Ramos, el pasado 20 de diciembre por un negro que quería vengar a los ciudadanos afroamericanos muertos a manos de agentes.

El diagnóstico es unánime y coincide con el de hace medio siglo: tras décadas de lucha por los derechos civiles en la nación persiste una desconfianza crónica entre la Policía y las minorías.

Los sucesos raciales de 2014 trajeron a la memoria colectiva otros similares, como el de Trayvon Martin: un adolescente afroamericano que murió en Florida hace dos años a manos del vigilante voluntario George Zimmerman, a quien un jurado declaró no culpable.

Construir esa confianza entre Policía y minorías es uno de los grandes retos de Estados Unidos para 2015, un año que tendrá que sanar las heridas reabiertas en 2014 en un país con una dura y demasiado reciente historia de discriminación racial.

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