Macri, ante el desafío de lograr la gobernabilidad no peronista en Argentina

Macri gana la Presidencia de Argentina en una histórica segunda vuelta en la que cosechó cerca de un 52 por ciento de los votos

Mauricio Macri celebrando su victoria electoral. (Twitter/@mauriciomacri)
Mauricio Macri celebrando su victoria electoral. (Twitter/@mauriciomacri)
Aldana Vales

23 de noviembre 2015 - 03:22

Buenos Aires/(EFE).- La habilidad de tejer acuerdos y alianzas será vital para Mauricio Macri, presidente electo de Argentina, que se enfrenta al desafío de asegurarse la gobernabilidad en un país donde solo el peronismo ha terminado sus mandatos en los periodos previstos en los últimos 70 años.

Macri acaba de ganar la Presidencia en una histórica segunda vuelta en la que cosechó cerca de un 52 % de los votos (con casi el 94 % del escrutinio hecho), apoyado en su partido, Propuesta Republicana, asentado en la capital y en la provincia de Buenos Aires, y en la centenaria Unión Cívica Radical (UCR), con fuerte presencia en el interior del país.

Sin embargo, el apoyo al flamante presidente de más de la mitad de los votantes argentinos en una inédita segunda vuelta no se traduce en las dos cámaras del Parlamento ni en las provincias, que quedaron definidas en la primera vuelta, el 25 de octubre.

El quórum del Senado quedó bajo el control del Frente para la Victoria, que el 10 de diciembre pasará a la oposición tras 12 años de poder en la denominada "era K" (Néstor Kirchner, 2003-2007; Cristina Fernández, 2007-2015).

De continuar unido tras su triunfo electoral, el frente Cambiemos tendrá 17 senadores, lejos de los 37 que necesita para la mayoría.

En la Cámara de Diputados, el peronismo quedará como primera minoría y ningún espacio podrá imponerse sin llegar a acuerdos.

Para los analistas, los pactos más probables se darán entre el nuevo Gobierno y el Frente Renovador que encabeza el peronista disidente Sergio Massa, que en la primera vuelta cosechó un 21 por ciento de los votos y que, aunque no de forma explícita, pidió a sus votantes que optasen por el cambio que suponía Macri.

"Por un lado, va a ser difícil y, por otro lado, es una experiencia interesante desde el punto de vista de la República y de lo que es la democracia", adelanta a Efe la analista Celia Kleiman, de la consultora Polldata.

En los últimos 70 años solo han concluido los periodos previstos en sus mandatos Juan Domingo Perón en su primer mandato (1946-1952), Carlos Menem (1989-1999), Kirchner y Fernández.

Los radicales Arturo Frondizi (1958-1962) y Arturo Illia (1963-1966) fueron derrocados por sendos golpes de Estado; Raúl Alfonsín llamó a elecciones anticipadas y se retiró seis meses antes en 1989; y Fernando de la Rúa abandonó el gobierno en 2001 en medio de una crisis económica, social y política.

Después de estas elecciones, Macri no solo quedará en desventaja en las cámaras parlamentarias, sino también en distritos gobernados porque el peronismo conservará el control de 16 de las 24 provincias argentinas.

El dato del territorio gobernado por el peronismo no es menor, pues gobernadores como el salteño Juan Manuel Urtubey mantienen aspiraciones presidenciales y pueden aprovechar las eventuales debilidades de la gestión de Macri como trampolín para lanzarse a pelear en 2019.

También quedan bajo control peronista importantes distritos del cinturón urbano bonaerense, como La Matanza, y los sindicatos, que históricamente han respondido al movimiento fundado por Juan Domingo Perón.

No obstante, para Kleiman, el mapa político queda "solidificado" para la alianza Cambiemos porque Macri controla, junto a sus aliados radicales, 5 distritos, incluidos la provincia y la ciudad de Buenos Aires, los más ricos del país.

Por primera vez desde que el alcalde de Buenos Aires se elige por voto popular, en 1996, el mismo partido gobernará en la nación, la provincia de Buenos Aires y la capital.

En la ciudad, en diciembre asumirá Horacio Rodríguez Larreta, que fue jefe de Gabinete de Macri, y la provincia, hasta ahora bastión peronista y principal distrito electoral del país, por primera vez estará gobernada por una mujer, María Eugenia Vidal, también candidata de Cambiemos.

Pero Macri no solo deberá sumar aliados sino también mantener el acuerdo con la UCR y la Coalición Cívica, de la diputada Elisa Carrió.

A la UCR ya le ha ofrecido el Ministerio de Justicia, que quedaría a cargo de Ernesto Sanz, líder del radicalismo.

Resta todavía saber qué papel le aguarda a Carrió, una de las principales artífices de la alianza Cambiemos.

La inteligencia, dice Kleiman, debe pasar por los proyectos de ley que se presenten y en la "política de alianzas y de acuerdos para fomentar y aumentar en la mayor medida de lo posible la gobernabilidad", al menos hasta 2017, cuando se renueven los escaños en el Parlamento.

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