La esperanza se impone al rencor frente a la nueva embajada de Cuba en EE UU

Manifestantes que apoyan la normalización relaciones entre Cuba - EE UU se congregaron frente a la nueva embajada
Manifestantes afuera de la flamante embajada de Cuba en Washington. (14ymedio)
Jairo Mejía

20 de julio 2015 - 23:31

Washington/(EFE).- Christina ha traído a las puertas de la nueva Embajada cubana en Washington a su "cubanito" de dos meses para ser testigo de un momento histórico. A su lado espera Eliseo, que a sus casi 90 años va a ver por primera vez desde que emigró a EE UU la bandera cubana ondear como símbolo de reconciliación.

Tres generaciones –la de Christina Miranda, la de su hijo y la de Eliseo Fernández– observan con esperanza el paso "positivo" que restableció hoy las relaciones entre Cuba y Estados Unidos con el izado de la bandera cubana en la flamante Embajada, cerrada en 1961 y relegada a una discreta "Sección de Intereses" desde 1977.

Poco antes del mediodía, el ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez, y la secretaria de Estado adjunta de EE UU para Latinoamérica, Roberta Jacobson, asistieron a un izado que pone fin simbólico a la enemistad con el régimen castrista.

Fernández, apoyado en un bastón y vistiendo su guayabera, espera tranquilo: "He pasado 37 años en Estados Unidos y nunca pensé que vería esto. Es algo bueno para los dos países y para todos los cubanos".

Con los ecos de fondo de La Bayamesa, el himno cubano, Miranda, que nació en Estados Unidos de padres cubanos, celebra que "finalmente los dos países se pongan a hablar. Aunque es complicado, es un paso importantísimo".

Miranda ha desafiado al calor de julio para venir con su hijo de dos meses a la calle 16, donde en 1917 se inauguró la primera Embajada cubana, orgullosa de que el pequeño "vaya a vivir en un momento de mejores relaciones con Cuba".

"Mis padres se han pasado 30 años sin poder ver su tierra y pese a las diferencias de perspectiva éste es un paso histórico para todos", explica Miranda, que ha visitado en varias ocasiones a su familia habanera.

Cubanos de toda clase y postura política coinciden en que la reapertura de la Embajada y el acercamiento de EE UU al Gobierno de Cuba es un paso histórico, aunque una mayoría mantiene sus recelos con el régimen

Cubanos de toda clase y postura política coincidieron hoy en que la reapertura de la Embajada y el progresivo y complicado acercamiento de EE UU al Gobierno de Cuba es un paso histórico que tiene potencial de mejorar la situación económica y política de los cubanos, aunque una mayoría mantiene sus recelos con el régimen.

"En Cuba necesitamos lo normal, no la normalización. Y lo normal en Cuba deber ser la libertad, que es lo que tiene Estados Unidos", explicaba hoy Orlando Ruiz, que vive en el país norteamericano desde 2013.

"Doy la bienvenida a este entendimiento, pero Estados Unidos debe apoyar a los cubanos. En Cuba hay todo un espectro político embargado por una dictadura comunista. Washington debe tener un departamento de Derechos Humanos en su embajada en La Habana, no dedicarse solo a negocios", demanda Ruiz.

Por otro lado, varios cubanos, apoyados por activistas de otros países latinoamericanos y estadounidenses demandaron el fin del embargo económico contra la isla (hasta el momento solo se han levantado algunas limitaciones) y el cierre de la base naval estadounidense de Guantánamo.

Medea Benjamin y sus activistas de Code Pink pusieron el color (rosa) a la ceremonia de hoy celebrando la apertura de la embajada cubana con carteles y gritos de "Cuba, sí. Bloqueo, no".

Benjamin confió en que el fin del embargo, el respeto a la soberanía cubana y las demandas de la disidencia avanzarán con la reapertura, sin que un cambio en la Casa Blanca en 2017 pueda cambiar el rumbo apuntado por Barack Obama y Raúl Castro.

Los congregados frente a la embajada cubana coincidieron en que queda mucho por hacer para que la vida de los cubanos al sur del estrecho de Florida mejore, tanto política como económicamente, aunque un gran número de voces ven con esperanza la normalización que hoy a tenido uno de sus días más simbólicos.

Mientras se disipaba la presencia policial, que acabó con la detención de un activista anticastrista que intentó pintar la Embajada con pintura roja, Julián Abreu telefoneaba a Cuba para explicar a su madre la experiencia de hoy.

"Jamás me imaginé que vería la bandera cubana entre las embajadas de Washington. Esto no puede ser algo malo para nadie", explica un animado Abreu mientras observa incrédulo una guardia de honor cubana uniformada pasando a su lado en el corazón de Washington.

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