La victoria de Tsipras demuestra que los griegos no quieren correr riesgos

Alexis Tsipras en una manifestación justo antes de las elecciones. (Twitter/@tsipras_eu)
Alexis Tsipras en una manifestación justo antes de las elecciones. (Twitter/@tsipras_eu)
Ingrid Haack

20 de septiembre 2015 - 22:38

Atenas/(EFE).- Los griegos dieron hoy una segunda oportunidad al izquierdista Alexis Tsipras y con su voto demostraron que no quieren opciones que los lleven fuera del euro, pero tampoco la alternativa conservadora, que todavía no ha logrado desprenderse de sus lacras del pasado.

Los resultados de estas segundas elecciones anticipadas en un año arrojan además otra conclusión: la abstención sin precedentes pone de manifiesto que muchos de los que se sintieron defraudados con la política de Syriza prefirieron quedarse en casa en lugar de apostar por otras fuerzas.

Con algo más del 35 % de los votos, Tsipras logró casi revalidar su resultado de enero, aunque solo en términos porcentuales, no en número de votos.

Con una participación del 55 % -más de ocho puntos porcentuales por debajo de las elecciones de enero, en un país donde el voto es obligatorio- la victoria de Syriza se relativiza.

"El nuevo Parlamento no representará más que al 50 % de los ciudadanos. Esto es una victoria de los que querían marginalizar al pueblo. La abstención desgraciadamente no tiene voz en el Parlamento", lamentó Zoé Konstantopulu, la hasta ahora presidenta de la Cámara y candidata independiente por Unidad Popular.

El hecho, sin embargo, de que Unidad Popular, el partido antirescate forjado por los diputados díscolos que se escindieron de Syriza, hayan quedado fuera del hemiciclo ayuda a Tsipras, pues confirma su tesis de que la mayoría de los griegos quieren permanecer en el euro.

Gracias a que esta formación se quedará fuera del Parlamento, al obtener solo en torno al 2,8 % de los votos y a que el hemiciclo contará finalmente con ocho partidos, Tsipras podrá repetir coalición con los nacionalistas Griegos Independientes, de Panos Kamenos, la apuesta que favorecía desde un principio y que poco gustó a algunos socios como Alemania.

Juntos tendrán 155 diputados, cuatro por encima de la mayoría absoluta, pero siete escaños menos de los que tenían en la legislatura anterior.

Será por tanto una mayoría tan solo aparentemente estable, teniendo en cuenta el aluvión de reformas que se vienen encima.

Solo hasta finales de octubre el nuevo Gobierno deberá aprobar en el Parlamento más de 60 medidas, que los acreedores han puesto como requisito para dar luz verde al desembolso del segundo desembolso del rescate.

Tanto Tsipras como Kamenos necesitarán la unidad absoluta de sus filas, algo que no está asegurado en ninguno de los dos partidos pero sobre todo en Syriza, donde una serie de diputados -sin ser radicales- siguen viendo con ojos críticos el programa de rescate.

"Ahora Tsipras deberá aplicar frente a ellos la estrategia del chantaje que él mismo sintió por parte de los socios europeos y que luego trasladó a los electores al inculcarles que votar por los conservadores significaría volver a las corruptelas del pasado", señaló el analista Petros Stangos en declaraciones a Efe.

Según Stangos, este "chantaje" podrá funcionar durante un tiempo pues Tsipras podrá recriminar a este grupo de diputados que "sabían a lo que se atenían al presentarse por Syriza", pero no es una garantía de estabilidad, por lo que, a su juicio, debería haber buscado una alianza más amplia.

Las elecciones arrojan además otro resultado: los neonazis de Amanecer Dorado empiezan a consolidarse como una fuerza estable pues no solo han revalidado su tercer puesto, sino que han logrado subir un punto porcentual, todo ello teniendo a la cúpula de su partido sentada en el banquillo, acusada de organización y dirección de banda criminal.

Amanecer Dorado no solo ha logrado recoger nuevamente el voto de protesta contra el programa de rescate, sino también el de los griegos que se sienten desbordados por la llegada masiva de refugiados.

Uno de sus líderes, Ilias Kasidiaris, resumió la victoria de Syriza diciendo que los ciudadanos votaron por Tsipras porque todavía no han sentido en carne propia los ajustes que se les vienen encima.

Los analistas coinciden en que ese fue sin duda uno de los motivos que llevaron a Tsipras a celebrar las elecciones anticipadas en esta fecha y no a esperar, como le pedía su partido, a celebrar un congreso para debatir la nueva estrategia política.

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