Alejado de "las mieles del poder", Carlos Lage se dedica a luchar contra el mosquito

El presidente Raúl Castro con Carlos Lage, entonces vicepresidente del Gobierno, cuando todo era aún complicidad. (EFE)
El presidente Raúl Castro con Carlos Lage, entonces vicepresidente, cuando todo era aún complicidad. (EFE)
Zunilda Mata

30 de mayo 2016 - 18:20

La Habana/Cada tarde sale con su portafolio del local donde purga su suerte de defenestrado. Carlos Lage, otrora vicepresidente del Consejo de Estado, trabaja en la campaña contra el mosquito Aedes aegypti en el policlínico 19 de Abril, en el municipio habanero de Plaza. Hace siete años fue apartado de su cargo y acusado por Fidel Castro de ser adicto a "las mieles del poder", pero hoy es un empleado del ministerio de Salud Pública y evita hablar de su pasado.

Con 64 años, Lage apenas ejerció la pediatría en la que se especializó tras estudiar medicina. Su actividad como presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la posterior responsabilidad como secretario general de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) no le dejaron tiempo para atender pacientes. Tras su caída política, en 2009, pasó por varios cargos administrativos menores en los que ha tenido poco contacto con el público.

En la actualidad, el también exsecretario del Consejo de Ministros labora en el Departamento de Higiene y Epidemiología de un policlínico que con frecuencia recibe visitas de delegaciones extranjeras. Más de una vez, se ha tropezado en los pasillos con antiguos colegas y diplomáticos que le rendían pleitesía cuando los rumores lo señalaban como el posible primer vicepresidente.

Fuera de la Isla, el vicepresidente era visto como una figura civil con la que se podría negociar una futura transición

El nombre de Lage estuvo entre los sucesores mencionados en la proclama con la que Fidel Castro anunció su alejamiento del poder por problemas de salud y que fue leída en los medios nacionales el 31 de julio de 2006. En el punto seis de aquel texto se le asignaban las funciones como "impulsor principal del programa de la revolución energética" y la gestión de sus fondos. Fuera de la Isla, el vicepresidente era visto como una figura civil con la que se podría negociar una futura transición.

Entre 1993 y 2009, desde su alto cargo, Lage representó a la Isla en varias Cumbres Iberoamericanas, en discursos ante las Naciones Unidas y en la toma de posesión de innumerables presidentes. El humor popular lo bautizó entonces como "el administrador del manicomio", por mostrar cierta sensatez en medio de los delirios políticos que caracterizaron esos momentos en Cuba.

En lugar de ascenderle a la posición de primer vicepresidente, en febrero de 2008 Raúl Castro nombró en el cargo al ortodoxo José Ramón Machado Ventura

Sin embargo, en lugar de ascenderle a la posición de primer vicepresidente, en febrero de 2008 Raúl Castro nombró en el cargo al ortodoxo José Ramón Machado Ventura, enviando así una clara señal de reforzamiento de la generación histórica en el poder y apartando a los posibles reformistas. Una reflexión publicada por Fidel Castro confirmó la caída en desgracia, cuando acusó a Lage y al canciller Felipe Pérez Roque de haber jugado un "papel indigno".

Ahora, cada mañana, el benjamín apartado del poder imparte las orientaciones a los trabajadores de la campaña contra el mosquito que transmite el dengue y el chikungunya. El resto del día recibe las quejas de los vecinos de Nuevo Vedado sobre la actuación de los fumigadores y del personal sanitario vinculado a las inspecciones.

Las relaciones de Lage con el resto de los trabajadores del policlínico son cordiales, según explicaron a este diario varios de sus colegas. Pocos se atreven a recordarle los tiempos en que bastaba una orden suya para nombrar un director o remover a un administrador. Con frecuencia, tras la jornada laboral, le da botella a algún colega en su Lada color rojo vino, un reemplazo del que conservaba de sus tiempos en el poder.

En los pasillos del centro de salud le llaman “el hombre de la jabita”, en alusión a una orientación suya que puso fin a una bolsa con productos como jabón, pollo congelado y detergente que se distribuía entre personal de la salud

En los pasillos del centro de salud le llaman "el hombre de la jabita", en alusión a una orientación suya que a principios de este siglo puso fin a una bolsa con productos como jabón, pollo congelado y detergente que se distribuía entre personal de la salud. Con sorna, sus actuales compañeros de trabajo le recuerdan aquel recorte.

Ni siquiera en las partidas de dominó que con regularidad organiza en su casa y a las que invita a otros trabajadores del policlínico, Lage habla de aquel 3 de marzo de 2009, cuando Raúl Castro lo destituyó de su cargo como vicepresidente. También fue dado de baja del Comité Central del Partido Comunista y de su puesto de diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular.

"No quiere ni mencionar su vida anterior", comenta a 14ymedio una empleada del laboratorio del 19 de Abril. "Al principio tenían un operativo de vigilancia bien visible", asegura la empleada, pero "con el tiempo ha ido disminuyendo".

Un intento de obtener declaraciones del propio Lage no recibió ninguna respuesta. "Ese hombre sabe que el silencio es el que lo mantiene con vida", comenta su colega.

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