En sus fotos John Rowe expresa su fascinación ante las alas del cisne

Una mujer aprecia la exposición fotográfica de John Rowe en el Gran Teatro de La Habana. (14ymedio)
La bailarina Viengsay Valdés mira una de las fotografías de Rowe. (14ymedio)
Yosmany Mayeta Labrada

05 de noviembre 2016 - 21:38

La Habana/Después de apretar el obturador miles de veces, el fotógrafo estadounidense John Rowe eligió apenas una veintena de fotografías para colgar en las paredes del Gran Teatro de La Habana. Instantes memorables del dueto de los bailarines Viengsay Valdés y Patricio Revé, que se exhiben actualmente en el 25 Festival de Ballet de La Habana, bajo el título Retrato de una bailarina cisne.

Han pasado 14 años desde que este profesional del lente llegó por primera vez a Cuba, de la mano de la revista National Geographic. El artista arribó a estas tierras con el deseo de captar en sus instantáneas un país que se asomaba con tropiezos al siglo XXI. Lo que encontró cambiaría incluso su manera de hacer fotografías.

En lugar de prendarse de las “ruinas bellas” que ensalzan tantos visitantes, Rowe optó por zonas más humanas de la identidad nacional. “Muchas personas toman fotos de los carros antiguos, lo cual ya no es especial”, dijo a 14ymedio durante la inauguración de su exposición el 28 de octubre pasado. En su opinión, las mayores maravillas cubanas son “el ballet y el boxeo”, por lo que no descarta fotografiar también a púgiles cubanos.

Las fotos que expone en la capital cubana transmiten parte de esa necesidad de transmutar en eterna la breve belleza de la danza

Las cercanías entre el deporte y la danza han obsesionado al artista gran parte de su vida. Asistió por primera vez a un espectáculo de ballet en Los Ángeles cuando tenía 25 años. Hasta ese momento trabajaba capturando escenas de partidos de béisbol y le llamó la atención la musculatura de los bailarines, “que también son atletas”, apunta.

Aquellas imágenes quedaron dando vueltas en su memoria por tres décadas, hasta que este año llegó a La Habana con el propósito de trocar sus recuerdos en realidad.

Las fotos que expone en la capital cubana transmiten parte de esa necesidad de transmutar en eterna la breve belleza de la danza, mezclando garbo y destreza física, complejidad en el gesto y pasión en la interpretación.

Viengsay Valdés, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba, explicó que le impresionó que Rowe lograra mirarla desde "ese ojo crítico de los espectadores", por medio de la fotografía. Su mayor satisfacción es sentirse protagonista también en estas imágenes, de un mundo que desde que era niña siempre deseó.

“Cuando uno tiene melodías como esta, es muy fácil hacer el trabajo porque vas entrando en el ritmo del arte”, dijo Rowe al público que se reunió el día de la inauguración de su exposición personal.

Las visitas del fotógrafo a la Isla se han vuelto cada vez más frecuentes. En marzo pasado vivió en La Habana los intensos días de la visita del presidente estadounidense Barack Obama y después fotografió a la mítica banda británica Rolling Stones durante su concierto en la Ciudad Deportiva.

Quizás porque este hombre inquieto aprendió de su madre que todo momento sublime o doloroso hay que conservarlo en una instantánea. A través de los personajes protagónicos de la obra, el cisne blanco, Odette y su trasmutación negra, Odile, en la piel de Valdés, ha capturado una zona de Cuba en que la cotidianidad apenas se cuela y el cisne del arte bate sus alas.

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