Cuba no es una prioridad para la administración Trump, dicen expertos

Mario J. Pentón

12 de marzo 2017 - 13:12

Miami/Estados Unidos se encuentra ante el desmoronamiento del orden internacional establecido tras la II Guerra Mundial y la relación con el Gobierno cubano no es en absoluto una prioridad para Donald Trump, afirmaron el sábado los analistas Carlos Alberto Montaner y José Azel en una conferencia auspiciada por la Fundación Educativa Carlos M. Castañeda.

Los dos ponentes cubanoamericanos ahondaron en las posibles variantes hacia el Gobierno cubano y coincidieron de que si bien Trump no eliminará acuerdos alcanzados bajo el mandato de su predecesor en la Casa Blanca, como la instauración de las embajadas en ambos países, es muy difícil que continúe adelante con la política de “deshielo sin concesiones”.

“Bastarían unos tuits de Trump para desestimular a posibles inversionistas”, dijo Montaner al resaltar la grave situación económica que atraviesa el país, con un número de trabajadores estatales, proporcionalmente hablando, “sólo superado por Corea del Norte”.

“Cuba es la última de las prioridades posibles para la administración Trump”, agregó.

“Bastarían unos tuits de Trump para desestimular a posibles inversionistas”, dijo Montaner al resaltar la grave situación económica que atraviesa el país

Sobre el efecto del fin de la política de pies secos/pies mojados en la sociedad cubana, Montaner se mostró escéptico con respecto a que el malestar popular provocado por su derogación pueda provocar un cambio de régimen.

“Hay quien aplica leyes físicas a los procesos sociales y desarrolla la teoría de la olla de presión a la que se le cerró la válvula de escape. El miedo juega un papel importante en la preservación de ese tipo de sistemas”.

Recordó que solo en la contrainteligencia cubana se calcula que estén empleados 55.000 agentes para mantener la estabilidad del sistema.

“Trump podría incluso eliminar el privilegio de las 20.000 visas a los cubanos, pero eso no garantizaría un cambio en la Isla, podemos seguir con el escenario de una dictadura completamente fracasada”, añadió.

La política internacional de Trump podría tener como consecuencia, explicó el periodista, un resurgir del antiamericanismo en la región. Además, si Estados Unidos abandona su papel como gendarme internacional, a juicio de Montaner, posibilitaría un rápido incremento de países con poder nuclear.

“Si Irán llega a desarrollar el arma atómica, lo hará Turquía, Egipto y Arabia Saudita, por lo menos”, alertó.

Por su parte José Azel, exprofesor de la Universidad de Miami y autor de diferentes libros sobre la realidad cubana, explicó que el presidente Trump se encuentra en un momento “histórico” de la región, marcado por la desaparición del “padre” de la izquierda continental, Fidel Castro.

Azel también señaló la importancia del fracaso económico de los regímenes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba).

“La izquierda ha visto fracasar su modelo económico, que tenía como denominador común la planificación central”, dijo.

José Azel: “Por primera vez en seis décadas, Estados Unidos tiene la oportunidad de replantear su relación con América Latina”

“Por primera vez en seis décadas, Estados Unidos tiene la oportunidad de replantear su relación con América Latina”, que a juicio del especialista ha transcurrido de fracaso en fracaso desde la política de la Alianza para el Progreso de John Kennedy en plena Guerra Fría.

“Lo que empobrece a América Latina no es Estados Unidos, sino las políticas de sus Gobiernos”, resaltó Azel.

Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el investigador cifra sus esperanzas en un “nutrido” grupo de asesores cubanoamericanos del presidente Trump quienes conocen “la tragedia cubana”.

“Raúl Castro tiene 85 años. Recientemente hemos visto como criticaba nuevamente al presidente Trump y a Estados Unidos. Tarde o temprano tendrá que dejar el poder o desaparecer”, dijo el experto, que ve en la biología uno de los mayores aliados para un cambio en la Isla.

En la ronda de preguntas y respuestas, algunos asistentes hicieron notar el peso de los senadores cubanoamericanos, sobre todo Marco Rubio, quien se ha declarado abiertamente contra los Gobiernos de Cuba y Venezuela.

“Probablemente no habrá grandes cambios, pero sí grandes oportunidades”, sentenció Azel.

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