En Guantánamo, los balseros del faro se sienten presionados para volver a Cuba

Balseros cubanos se refugiaron en la parte más alta de un faro en los cayos de Florida por temor a ser repatriados a Cuba. (Captura de pantalla: WSVN)
Balseros cubanos se refugiaron en la parte más alta de un faro en los cayos de Florida por temor a ser repatriados a Cuba. (Captura de pantalla: WSVN)
Mario J. Pentón

09 de enero 2017 - 11:07

Miami/Atravesaron el Estrecho de Florida hace seis meses y en un acto desesperado se refugiaron en el faro American Shoal para evitar ser deportados a Cuba. Una botella lanzada al mar y milagrosamente hallada permitió que se conociera su denuncia sobre las condiciones en que se encontraban en el escampavías de la Guardia Costera. Tras demostrar "un temor fundado" a ser repatriados, los llevaron a la Base Naval de Guantánamo. Hoy, parte del grupo de los "balseros del Faro" se sienten presionados por las autoridades para que regresen a la Isla y agobiados por la falta de trabajo.

"Queremos trabajar, somos refugiados, no prisioneros", explica uno de los 17 balseros que se mantienen en la base a la espera de que un tercer país decida recibirlos como refugiados, pues al ser considerados pies mojados no pudieron acogerse a la ley que concede refugio automático a los cubanos que pisan suelo estadounidense.

"Agradecemos mucho toda la ayuda que nos han brindado, pero no entendemos por qué no se nos permite hablar con los abogados ni trabajar", explica.

Tres de ellos fueron devueltos a la Isla, dos por voluntad propia y un tercero al descubrirse que en algún momento fue parte del Ministerio del Interior, principal órgano represivo del Gobierno cubano

Aunque inicialmente eran 20 los emigrantes que se trasladaron a Guantánamo, tres de ellos fueron devueltos a la Isla, dos por voluntad propia y un tercero al descubrirse que en algún momento fue parte del Ministerio del Interior, principal órgano represivo del Gobierno cubano.

"Tenemos prohibido hablar con la prensa sobre nuestra situación", explica el balsero y pide mantenerse en el anonimato por temor a sufrir represalias por las autoridades de la base.

Del grupo de 17 hombres que se quedan allí, 10 se encuentran sin empleo, según el testimonio de un segundo balsero que tampoco quiso dar su nombre.

"Podemos llamar a nuestra familia una vez por semana, pero nadie nos dice cuánto tiempo más tendremos que estar aquí. Algunos de los nuestros trabajan en empleos manuales y les pagan 4,97 dólares la hora", explica.

Según el migrante, "el número dos de la base", Denis Mojica, les ha dicho en dos ocasiones que el que no acepte las condiciones que ellos les proponen "tienen la puerta abierta para regresar a Cuba", una frase en la que sospechan que se esconden presiones para que regresen a la Isla.

"Aquí han venido personas a entrevistarnos pero nadie nos explica cuál es nuestra situación legal y, cuando pedimos trabajar, nos dicen que no hay trabajo. Es muy difícil estar de brazos cruzados todo el día. Lo único que pedimos es que nos dejen ganarnos el sustento", explica.

Según explicó a 14ymedio un portavoz del Departamento de Estado de EE UU, "todos los migrantes protegidos que residen en la Base Naval de Guantánamo (NSGB) están allí voluntariamente. Son libres de regresar a sus países de origen en cualquier momento, pero Estados Unidos no los presionan para que lo hagan".

El vocero dijo además que los migrantes son visitados regularmente por funcionarios que se preocupan de su situación y la más reciente visita de inspección fue realizada en diciembre pasado.

No obstante, aclararon que las capacidades de empleo en la base son "reducidas".

"Todos los migrantes son libres de regresar a sus países, pero Estados Unidos no los presionan para que lo hagan”, dice un portavoz del Departamento de Estado

Al margen de la falta de trabajo, los refugiados enfatizan "la excelente atención" recibida por parte del personal estadounidense.

"Nos sacan a pasear y en el aspecto sanitario no tenemos ninguna queja. Tenemos cobertura de salud y se nos da una ayuda económica de 107 dólares los domingos para comprar nuestros alimentos. Además tenemos 30 minutos de teléfono para conversar con la familia", agrega.

"La primera demanda para que se considerara el faro como territorio norteamericano y a los balseros como pies secos la perdimos. En estos momentos nos encontramos en proceso de apelación", explica Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento Democracia que interpuso un recurso legal de amparo para los balseros y batalló en la corte por un veredicto judicial que permitiera la estadía de los balseros.

Según el activista, el grupo de abogados que realiza la defensa del caso pro bono no pierde la esperanza de que el juez declare la estructura en la que se refugiaron los balseros, construida hace 136 años y a siete millas de los cayos, parte del territorio norteamericano.

Si esto ocurriese, los cubanos podrían permanecer en territorio estadounidense. En caso contrario el Departamento de Estado, debe encontrarles un tercer país que los acoja, un proceso que en ocasiones puede ser extremadamente largo y complejo.

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