Orlando Márquez renuncia como vocero de la Arquidiócesis de La Habana

La Habana/El director de la revista Palabra Nueva, Orlando Márquez, ha renunciado a su labor como vocero de la Arquidiócesis de La Habana, según dio a conocer este jueves en un comunicado. El portavoz del cardenal Jaime Ortega alega que “razones estrictamente personales” lo han llevado a tomar tal decisión.

"Creo en la necesidad de los cambios y las renovaciones. Considero que ha llegado la hora de apartarme para que otros continúen la obra, según sus posibilidades y estilos, experiencias y vivencias, confiado en que siempre será al servicio de la Iglesia y de los lectores, desde la Verdad y la Caridad", escribió Márquez en una nota que hizo circular entre varios medios de prensa y amigos personales.

La renuncia le fue comunicada con varios días de antelación al Cardenal y al Consejo de Redacción de Palabra Nueva, una publicación de la que Márquez es fundador. El laico asegura que nunca ha considerado la revista como algo personal, sino como un servicio a la Iglesia y a Cuba. Consideró que el éxito alcanzado se debe a todos los que han colaborado con cada número que ha visto la luz.

Márquez hace énfasis en "aunque no parezca necesario, prefiero insistir en que no hay otra motivación en esta decisión"

Márquez hace énfasis en que "aunque no parezca necesario, prefiero insistir en que no hay otra motivación en esta decisión. Mis relaciones con mi Arzobispo, el cardenal Jaime Ortega, son excelentes”. A lo que agrega que “trabajar junto a él durante 25 años ha sido un privilegio y un aprendizaje constante, y añado una relación humana auténtica".

Desde este jueves Márquez renuncia a cualquier otra “responsabilidad directa con la publicación” y “corresponde al Cardenal Ortega nombrar al nuevo director o directora de Palabra Nueva”.

En febrero pasado Márquez había ofrecido una conferencia en el Convento San Juan de Letrán en La Habana en la que fue cuestionado desde el público sobre la relación de la Iglesia con la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista. El ponente reconoció que "en definitiva es una relación entre la Iglesia y una ideología, y una ideología que siempre ve a la Iglesia bajo sospechas".