La barra vacía del bar Silvia

Yandro Enrique González Méndez, administrador del icónico local, fue el cuarto superviviente del siniestro. Falleció de camino al hospital

Yandro Enrique González Méndez era el propietario del bar Silvia, con el que había revitalizado la esquina de Centro Habana. (Facebook)
Yandro Enrique González Méndez era el administrador del bar Silvia, con el que había revitalizado la esquina de Centro Habana. (Facebook)
Zunilda Mata

23 de mayo 2018 - 13:37

La Habana/La barra del bar Silvia está vacía. Las puertas cerradas adelantan las malas nuevas para los clientes que se acercan y en la barriada la noticia vuela. "El hombre del bar murió en ese avión", se dicen unos a otros como si no hiciera falta explicar más detalles para saber de quién se trata.

Yandro Enrique González Méndez, fallecido el viernes en el accidente del vuelo de Cubana de aviación, era el administrador de este local en una esquina de Centro Habana, que se había convertido en una referencia obligada.

El bar, considerado durante mucho tiempo como un local "de mala muerte", renació de la mano de González como cooperativa no agropecuaria, un tipo de sociedad por cuenta propia impulsada por el Gobierno de Raúl Castro desde 2012.

El bar, considerado durante mucho tiempo como un local "de mala muerte", renació de la mano de González como cooperativa no agropecuaria

En poco menos de seis años se autorizaron en el país más de 420 Cooperativas No Agropecuarias (CNA), con más de 12.000 socios y dedicadas en su gran mayoría a la gastronomía, el comercio, los servicios, la construcción y la industria. Aunque las cooperativas viven tiempos de incertidumbre ante el temor de un anuncio de medidas que restrinjan su autonomía, la de los hermanos González iba viento en popa.

Por sus 15 butacas alrededor de la barra con forma de cuchillo por hallarse en la esquina estilizada que forman la calle Vapor y Príncipe se ha visto desfilar a locutores y actores de la cercana Radio Progreso, habituales de los alrededores y hasta extasiados extranjeros que llegan en busca del cierto toque auténtico que el Silvia aún conserva.

La esquina reverdeció. Las fachadas surcadas por las marcas que deja la humedad fueron pintadas, la barra de madera, pulida por el roce de los vasos y los codos de los clientes, fue restaurada. En el videoclip del tema Más Macarena, grabado por Gente de Zona y Los Del Río, ya se veía la transformación que comenzaba. Encima del bar abrieron un hostal de ventanales espaciosos que se alquila a través de Airbnb.

González y los empleados lograron mantener la atmósfera de antaño, pero agregaron novedades, como una amplia pantalla de televisión donde la gente venía a ver los partidos de béisbol y fútbol. "Gente que nunca hubiera pisado ese sitio tan decadente comenzó a frecuentarlo", confirma Natacha, una joven estudiante de Medicina que vive a pocos metros.

"Gente que nunca hubiera pisado ese sitio tan decadente comenzó a frecuentarlo", confirma Natacha, una joven estudiante de Medicina que vive a pocos metros

Los nuevos administradores del Silvia explotaron parte del folclor local que gira alrededor de su barra, verdadero imán para turistas. La recomendación de la casa seguía siendo un doble de ron fuerte en vasos baratos.

El local ha sido además escenario de numerosas películas (entre ellas Clandestinos, del director Fernando Pérez), videoclips y sesiones de fotografías para casas de modas nacionales e internacionales que han escogido esa icónica esquina como telón de fondo.

Ubicado entre un mercado agrícola y una bodega, el bar Silvia está en el medio del incesante ir y venir de gente que busca a veces una pausa para relajar.

La familia de González lleva días envuelta en el luto de la pérdida del joven de 33 años, nacido en Manzanillo, en la lejana provincia de Granma.

"La familia nos contó que él sobrevivió a la caída del avión y fue de las cuatro personas que fueron trasladadas al hospital, pero murió en el camino"

Desde que se instaló en La Habana junto a sus padres, cuando era un niño, la vida parecía sonreírle a González. "Todo lo que logró lo tuvo gracias a mucho trabajo y a una natural habilidad para hacer negocios", recuerda Yosvani, un colega con el que cursó la secundaria básica.

Los vecinos y los clientes del bar no acaban de asimilar la noticia. "Todo el barrio está con mucha tristeza porque ese joven había rescatado un lugar que hasta hace poco estaba muy deteriorado".

"Yandro dio una dura pelea para mantenerse vivo", cuenta una vecina que desde su balcón ve uno de los laterales del bar. "La familia nos contó que él sobrevivió a la caída del avión y fue de las cuatro personas que fueron trasladadas al hospital, pero murió en el camino".

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