El duelo nacional silencia los festejos por Santa Bárbara y Changó

Un hombre muestra una imagen de Santa Bárbara que se sincretiza con Changó en la santería cubana. (Flickr/Priscilla Mora)
Un hombre muestra una imagen de Santa Bárbara que se sincretiza con Changó en la santería cubana. (Flickr/Priscilla Mora)
Marcelo Hernández

04 de diciembre 2016 - 12:47

La Habana/La noche del 3 de diciembre es siempre en Cuba una de las más bulliciosas del año. Desde que empieza a caer la tarde se escucha el toque de los tambores que los creyentes tributan a Changó, orisha mayor, dios del fuego, el rayo, la guerra y el baile. Es también la víspera del día de Santa Bárbara que los católicos celebran el 4 de diciembre.

En la noche de este sábado los tambores hicieron silencio. El duelo nacional de nueve días decretado por la muerte de Fidel Castro ha traído, entre otras consecuencias, la suspensión de todo tipo de fiestas. En medio de las restricciones, pocos osaron tocar los cueros y entonar algún canto. El funeral del expresidente cubano ha impuesto la cautela y el recogimiento por todos lados.

Las ceremonias dedicadas al orisha se han limitado en esta ocasión a ofrendas florales y velas encendidas

Las ceremonias dedicadas al orisha se han limitado en esta ocasión a ofrendas florales y velas encendidas. En la intimidad de las casas se hacen los rezos o se coloca algo de comida en un plato. Algunos han conseguido manzanas rojas, pero muy pocos han tenido a mano el ron o el aguardiente tan necesario para el festejo, después de que el Gobierno cancelara la venta de bebidas alcohólicas.

“La santa está seca” cuenta Raiza, una devota de Santa Bárbara y Changó residente en el populoso barrio de Jesús María en La Habana. La mujer asegura que en su zona “la policía advirtió que había que dejar los toques de tambor y las fiestas para después” y que “la gente ha aceptado ¿Qué va a hacer?”, cuestiona con molestia.

Cuando se puso el sol, volvió el mismo silencio que ha predominado desde que el 25 de noviembre se anunciara el fallecimiento de Castro. Las historias de multas impuestas a quienes han osado encender un equipo con música en su casa o en su auto, recorren todo el país.

Este sábado, solo un discreto toque de tambor se escuchaba en la cuadra de la calle Hospital entre Salud y Jesús Peregrino, en Centro habana y otro -en la alta noche- brotó de las profundidades del barrio de Pogolotti. Pero fueron breves, temerosos, sin la pompa y la euforia que tradicionalmente los acompañan.

En el poblado de Perico en la provincia de Matanzas, de arraigadas tradiciones relacionadas con religiones afrocubanas, el activista Félix Navarro comentó a este diario que no se celebraron ceremonias en ninguno de los lugares donde se acostumbra a hacerlas. Algo similar ocurría en la ciudad de Camagüey.

Ramiro Hinojosa, de alrededor de 70 años, dijo a este diario que según recuerda, nunca se ha dejado de celebrar la víspera de Santa Bárbara

“Que viva Changó Que viva Changó/ Que viva Changó señores” tarareaba José Francisco de 68 años y quien trabaja como parqueador en los bajos de un edificio multifamiliar en la calle Zanja de la capital. “He traído mi tabaco para no irme en blanco”, reflexiona el hombre, que se apresura a decir “pero nada de tragos, que la cosa está mala”.

José Francisco muestra una estampa que lleva en su bolsillo y está gastada de tanto tocarla. En ella se ve a Santa Bárbara con una espada y una copa. Sin embargo, cuando habla, mezcla indistintamente la imagen femenina con la del guerrero Changó, el orisha trabajador, curandero, valiente y buen amigo, pero al mismo tiempo mujeriego y jactancioso. “Soy hijo de él, no puedo dejar de hacer algo la víspera de su día”.

Ramiro Hinojosa, de alrededor de 70 años, dijo a este diario que según recuerda, nunca se ha dejado de celebrar la víspera de Santa Bárbara. Ni siquiera en 1969, cuando se suspendieron las navidades debido a las movilizaciones agrícolas por la zafra de los 10 millones. El hombre no entiende que en estos días se permitan las canciones de contenido político y no los toques religiosos.

Semanat cree que solo es cuestión de posponer los festejos. “Nos desquitaremos el 16 de diciembre, que es la víspera de San Lázaro”

El rincón de los milagros, una iniciativa comunitaria del barrio de Nuevo Vedado, donde predominan las manifestaciones afrocubanas, estaba a oscuras y con las puertas cerradas este sábado. El artista Semanat, coordinador del lugar, explicó que nadie le comunicó la prohibición de tocar los tambores por Changó pero “no hace falta que lo prohíban, todo el mundo sabe lo que se puede hacer y lo que no se hace”.

Semanat cree que solo es cuestión de posponer los festejos. “Nos desquitaremos el 16 de diciembre, que es la víspera de San Lázaro”.

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