La pluralidad ideológica llega a los académicos de LASA

Congreso anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos. (14ymedio)
Congreso anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos. (14ymedio)
Manuel Cuesta Morúa

11 de junio 2015 - 13:37

La Habana/La 49 edición del congreso anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA por sus siglas en inglés), celebrada en mayo en San Juan de Puerto Rico, ha dado por fin un giro hacia la pluralidad ideológica. Sin ser el centro del mundo, Cuba fue por mucho tiempo el centro de LASA, pero esto ya está cambiando.

Esta evolución es parte de un proceso que empezó en 2011 cuando este espacio privilegiado de la academia en las Américas empezó a abrirse a la crítica de la izquierda en el poder desde la izquierda intelectual. Algo tardíamente, los organizadores de este evento, en muchos puntos magnífico, empezaron a leer en clave de fatalidad la caída del Muro de Berlín.

El giro continúo en 2013 y 2014, cuando un grupo pequeño de intelectuales y activistas de la sociedad civil democrática cubana pudieron participar y convertirse en miembros del capítulo cubano de LASA junto a intelectuales y académicos que forman parte de la variopinta cadena de Organizaciones No Gubernamentales Oficiales, conocidas como ONGOs. De modo que Boris González Arenas, un joven intelectual demócrata y residente en la isla, pertenece al mismo capítulo donde está, pongamos por caso, Rafael Hernández, director de la revista Temas. Es la prueba de que los cubanos podemos convivir cuando pensamos diferente.

Y ahora, la última edición de LASA marcó un giro hacia la pluralidad que parece definitivo. Tres hechos permiten ilustrar esta certeza.

En Puerto Rico se celebró la coexistencia intelectual de cubanos de diversas tradiciones filosóficas, políticas o ideológicas

Primer hecho. En Panamá, el Foro de la Sociedad Civil en la VII Cumbre de las Américas se convirtió en un terreno de ensayo para la milicia civil con librea que representa al mundo oficial cubano en las letras, las artes y la ciencia. En cambio, en Puerto Rico se celebró la coexistencia intelectual de cubanos de diversas tradiciones filosóficas, políticas o ideológicas. Podemos resumir este primer hecho con esta frase: en LASA no hubo gritos ni gusanos ni contrarrevolucionarios; solo ciudadanos disímiles que acudieron a San Juan a exponer una heterogeneidad de ideas.

Segundo hecho. De centro de la utopía, Cuba se convierte en centro de la crítica, desde la izquierda. Esto es interesante porque quienes hemos seguido los eventos y publicaciones de LASA sabemos que este evento auspiciado por la universidad de Pittsburgh, que reúne a la nata del pensamiento intelectual progresista en las Américas, y que compite en tesoro bibliográfico latinoamericano con la Universidad de Humboldt en Alemania, se gastaba bien una crítica de izquierda a la izquierda cultural que no había alcanzado el poder o que no supo mantenerse en él, como en Nicaragua, pero nunca a la izquierda real o supuesta que había sabido mostrar cómo se mantiene el poder. Cuba era el ejemplo acrítico que servía de referencia a toda la academia americana, en el sentido extenso de lo americano, y el país que se daba el lujo de enviar a cientos de intelectuales y académicos a sus congresos y, es bueno saberlo, con dinero estadounidense. A Puerto Rico no fueron los 300 representantes oficiales que el Gobierno cubano pretendía, aunque todavía fueron más –alrededor de 150– de los que cualquier país podría permitirse.

Se está indicando así la normalización académica de Cuba como prefiguración de su posible normalización política

Esta vez se consolidó el cambio de tendencia y pudimos escuchar en Puerto Rico, sin sobresaltos, desde un análisis lúcido a lo que una académica llamó el socialismo de consumo en Cuba, hasta una crítica al curso anticonstitucional de las políticas de Raúl Castro en Cuba, además de un par de irreverencias hacia Ernesto Guevara de la Serna .

Y tercer hecho. La interpelación y los puntos de contacto del análisis entre diferentes plataformas de pensamiento en torno a Cuba, Estados Unidos y la realidad latinoamericana. La coincidencia en temas fundamentales y relevantes para la Isla de quienes defienden al Gobierno con quienes le critican definió las discusiones, al mismo tiempo que el manejo civilizado de las diferencias marcó el tono. Se está indicando así la normalización académica de Cuba como prefiguración de su posible normalización política. Nos queda el desafío de ver reunido al capítulo cubano de LASA, en toda su policromía política e ideológica, en cualquier espacio de algún campus de la Isla. Como en Puerto Rico.

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