El pesito cubano y Don Dólar

Si el pesito cubano no se reevalúa con más producción, corre el riesgo de desaparecer con la arribazón del dólar

Pedro Campos

23 de febrero 2015 - 07:10

La Habana/Mientras la unificación monetaria espera su turno, sin prisa alguna, el pesito cubano -que dicen quedará como moneda única- se sigue devaluando por el irrespeto del Estado a la fuerza de trabajo que es la que valoriza las mercancías y el dinero. Violación primaria del derecho de los trabajadores y causa directa de la mayoría de nuestros problemas presentes.

La muestra más clara: en las TRD (monopolio militar que controla el comercio minorista en CUC) se exhiben los precios de los productos en las dos monedas nacionales, en CUC y en pesitos, poniendo en vitrina el irrisorio poder adquisitivo del pesito y del salario real que devengan los trabajadores estatales.

Y, sin aparecer en escena, se hace cada vez más evidente la importancia del dólar estadounidense en la economía cubana real.

El anuncio de los presidentes de EE UU y Cuba el pasado 17 de diciembre no deja duda alguna de que Don Verde se apresta a inundar el archipiélago cubano con el beneplácito de los de verde olivo en el poder, ávidos de mejorar las arcas estatales, que ellos llaman economía cubana, la cual está regida por leyes independientes de los deseos e inteligencia de los seres humanos.

El ruido de la crecida verde venía subiendo con el aumento del precio real del dólar en el mercado nacional, aparejado al incremento del intercambio de todo tipo con Miami, la ampliación del flujo de remesas y del numero de bultos y paquetes procedentes del Norte, por todas las vías posibles, que hicieron colapsar el sistema nacional de correos, según el programa de la TVC, Cuba Dice, todo bajo el estímulo de las nuevas leyes migratorias.

Así, si normalmente el precio oficial estuvo años a 89 CUC por cada 100 Dólares y en la calle, para diciembre pasado, la cotización estaba a 95 CUC por 100 Dólares, ya en lo que va del presente año en el mercado real, el de las esquinas, el cambio era de 98 por 100 Dólares. Algunos lo daban a 1 por 1. Es decir una devaluación del CUC respecto al Dólar de 3 % en el mercado real y de casi el 10 % en relación con el cambio oficial.

Las causas inmediatas de la devaluación de las dos monedas nacionales (CUC y pesitos) frente al dólar, o de la reevaluación del dólar frente a ellas, como se desee considerar, son varias. Entre ellas la incertidumbre creada por las medidas difusas y a cuentagotas en el tema monetario, los anuncios de que el pesito cubano devaluado será el que se va a quedar y la aparición de sus nuevas denominaciones de 200, 500 y 1000.

Don Verde se apresta a inundar el archipiélago cubano con el beneplácito de los de verde olivo en el poder, ávidos de mejorar las arcas estatales

Otro factor ha sido el informe de que la economía cubana apenas creció un 1,2 % el año pasado. Cuando la masa monetaria no está respalda por el PIB, la tendencia es a la devaluación de la moneda. El PIB de Cuba a penas crece hace años, a pesar de que su cálculo se basa en "parámetros nacionales". Una consecuencia lógica ha sido el interés de los ahorristas en guardar sus dineros en dólares, "por lo que viene", lo que también ha incidido en su reevaluación.

Al precio real que van tomando en la calle el pesito cubano y el CUC, el dólar que hace un par de meses estaba a 20 pesitos cubanos, hoy está en muchos lugares a 23 y 24, mediando el CUC.

Con esa reevaluación del dólar respecto a las monedas nacionales, generada en el mercado real de divisas que maneja la población, si la economía cubana no emprende una pronta aceleración que no parece que pueda venir de otra fuente que no sea de un aumento de la producción estimulada por un incremento en el pago por el trabajo, es decir en los ingresos reales de los trabajadores, en los próximos meses el dólar pudiera estar subiendo aceleradamente.

Algunos pudieran creer que con la ¨normalización de relaciones¨ con EE UU y la eventual aceptación de que el Gobierno cubano use el dólar en sus transacciones internacionales, el pesito estaría en camino a convertirse en moneda cambiable internacionalmente, pues Don Verde estaría a patadas y con eso se respaldaría el pesito cubano. Pero estarían olvidando que el origen de la moneda estuvo en la necesidad de establecer un medio para el intercambio de valores creados, existentes, objetivos, de los cuales la moneda es solo una expresión.

Además, la normalización no implica que en poco tiempo el dinero de turistas e inversores norteamericanos estará arribando como pargo en temporada.

Si corrieran ríos de dólares, como algunos más parecen desear que predecir, en todo caso estaríamos ante un proceso de dolarización que podría conllevar el riesgo de que el pesito cubano desaparezca, porque en definitiva el dinero es un pacto social que aceptan las partes del mercado y, cuando la gente empiece a preferir que le paguen en dólares y no en pesitos devaluados, comenzaría a hacerse realidad ese peligro.

El valor de una moneda nacional proviene en última instancia de su respaldo en trabajo social, en valor trabajo de un país dado, aunque su precio es relativo y dependiente de otros factores coyunturales. Si el pesito no vale por sí mismo, a la larga o a la corta podría ser sustituido por el dólar. El peso cubano en épocas anteriores valía a la par del dólar por el azúcar, básicamente.

Al no pagar el valor del trabajo, el Estado no solo se apropia de la plusvalía, sino también de parte del dinero que debe pagarse por ese trabajo

En fin, si no hay una política oficial dirigida a dar valor real a la moneda nacional a través de valorizar y pagar adecuadamente la fuerza de trabajo, que es la que determina el valor de cambio, la esperada avalancha del dólar llevaría probablemente a la dolarización (Ecuador sustituyó el sucre por el dólar a principios de este siglo y hoy tiene la economía más dinámica de América y un alto nivel de socialización, además de mantener su independencia política y un Gobierno socialista).

El Gobierno sigue insistiendo en que aumentar los salarios sin aumentar primero la producción traería más inflación y devaluación del pesito cubano, que saldría a la calle "sin respaldo productivo". No entienden que el valor-trabajo es parte del valor final de la mercancía.

Al no pagar el valor del trabajo, el Estado no solo se apropia de la plusvalía, sino también de parte del dinero que debe pagarse por ese trabajo. Pero al final el Estado sigue vendiendo las mercancías según "el valor socialmente necesario para su producción", de acuerdo con estándares internacionales, en sus tiendas de divisa, salvo los productos mínimos de la libreta de racionamiento y los del intercambio no regulado por el valor- trabajo entre las empresas estatales, fuente de corrupción.

No es menos cierto que en un pequeño corto plazo puede haber alguna inflación, pero el estimulo al trabajo deberá traducirse rápidamente en aumento de la producción y el incremento de salario en ampliación de la demanda y la circulación monetaria y, en consecuencia, en un acrecentamiento del valor real de pesito y en un fortalecimiento del mercado interno, hoy debilitado por la falta de dinero en el pueblo para satisfacer sus necesidades.

Y esta advertencia no puede ser un pretexto para ralentizar la normalización, sino un acicate para acelerar la socialización y la democratización de la economía y la política, íntimamente relacionadas con el aumento de la producción y la reevaluación de la moneda nacional.

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