Los cubanos consumen el doble de la sal recomendada

La OMS recomienda no ingerir más de cinco gramos por persona al día, pero el promedio en Cuba es de 10

Sal.
En Cuba persiste el mal hábito de agregar sal en exceso a todos los platos.
Orlando Palma

23 de marzo 2015 - 05:45

La Habana/La sal llega cada vez en peor estado al mercado racionado, si es que llega. Húmeda, sucia y con diminutas piedras y conchas intercaladas entre los granos. Pero ni siquiera la mala calidad del producto hace que disminuya la cantidad que se agrega a la comida en Cuba. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no ingerir más de cinco gramos de sal cada día, pero en la Isla el promedio es de diez gramos por persona, el doble de lo que aconsejan los médicos.

Desde 2010 se lleva a cabo una campaña nacional para la reducción del consumo excesivo de sal con el fin de disminuir la hipertensión arterial, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardiovasculares. El programa se reduce a una esporádica propaganda televisiva en el horario estelar de la noche y algunos carteles colgados en los murales de los policlínicos que no han logrado cambiar los malos hábitos a la hora de comer y cocinar.

La mayor parte de los cubanos se ha criado en un ambiente culinario propenso al abuso de la sal y es habitual que el consumo lo reduzcan solo quienes ya sufren algún problema de salud. Los temidos "planes" orientados por los médicos, en que el paciente percibe que debe cargar con la cruz de una "comida insípida", representan una pesadilla para quienes gustan de espolvorear –sin control– esos pequeños granos blancos sobre cada comida.

El abuso de la sal modifica las actitudes alimentarias porque contribuye a aumentar el apetito y, por ende, la obesidad. El pasado 11 de marzo se dio a conocer que el sobrepeso es un problema en expansión en Cuba, con un 43% de la población afectada.

El pasado 11 de marzo se dio a conocer que el sobrepeso es un problema en expansión en Cuba, con un 43% de la población afectada

Según los especialistas consumir sal en exceso también puede provocar insuficiencia renal, osteoporosis, obesidad y Alzheimer, entre otras muchas dolencias. El Programa Nacional de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud Pública ha colocado la sal en el centro de varios programas, pero muchos expertos coinciden en que falta concienciar a los niños desde la escuela de los daños que puede provocar en la salud

El aumento del consumo de comida rápida ha elevado también el problema, pues muchas de las salsas, masas y contenidos de ciertas ofertas ya vienen con un alto contenido de sal al que muchas veces el cliente agrega aún más para reforzar el sabor o por malos hábitos alimentarios.

Por otro lado, está el deficiente etiquetado de los productos que se venden en los mercados. Muchos alimentos producidos en las industrias cubanas, especialmente los embutidos, las galletas y los encurtidos, carecen de una explicación nutricional sobre el nivel de sal que contienen, de manera que cada día se pueden ingerir, sin saberlo, grandes cantidades de cloruro sódico.

La doctora Blanca Terry, directora del Centro de Nutrición e Higiene de los alimentos, reconoció a los medios oficiales los alarmantes niveles de sal que se agregan a los alimentos en nuestros país y añadió: "El sodio, componente fundamental de la sal (...) tiene una importancia fundamental en la salud y es imprescindible para la vida, pero su uso indebido puede causar efectos dañinos al organismo".

En el año 2005 se estableció en el país la obligatoriedad de la yodación de la sal para consumo humano. Esa medida perseguía favorecer la presencia en el organismo del yodo, cuya principal función es la síntesis de las hormonas tiroideas, esenciales para el desarrollo del sistema nervioso central, el crecimiento, la termogénesis y otras tantas funciones del metabolismo orgánico.

Ahora falta convencer a la población de los riesgos que conlleva el abuso del condimiento que se produce en el país.

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