Nostalgia Cubana

La cena del 31 de diciembre es una ocasión para reunirse con la familia y amigos allegados. (14ymedio)
La cena del 31 de diciembre es una ocasión para reunirse con la familia y amigos allegados. (14ymedio)
Pedro Corzo

31 de diciembre 2023 - 15:18

Miami/El común denominador de exiliados y emigrantes es el haber dejado atrás la tierra en la que nacieron, además, muy probablemente, compartir las añoranzas del pasado, que tanto para unos y otros pueden ser arrolladoras, aunque diferentes. Vale decir, que esto lo aprendí hace muy poco tiempo.

La nostalgia es uno de los sentimientos más personales y complejos. Experimente esa sensación hace un año, en un restaurante donde cenaba con mi esposa y los matrimonios de los hermanos Morera y Xiomara, Kemel y Cristina.

Lo asimilé con dificultad. Recién había muerto un cantautor castrista, lo califico así porque sus canciones, como escribió Jose A. Albertini, ayudaron a callar las descargas de fusilería en los paredones de fusilamiento. La música de este sujeto, sin dudas, un notable artista, es admirada por muchos compatriotas, y uno de esos fanáticos, propuso a los animadores que interpretaran una canción en su memoria.

De más está decir que me molesté mucho, aunque entendí la situación cuando todos me dijeron, "esos son los recuerdos de ese señor, debes entenderlo, lo que tu recuerdas con ternura puede ser amargo para otro". Una verdad irreductible porque a veces se recuerda con encanto hasta los momentos de peligro.

El arte en general, así como el deporte, han sido utilizados por el totalitarismo insular para manipular a la población y extender una cortina de humo sobre los acontecimientos en Cuba. Además, las manifestaciones artísticas han sido usadas para reprimir a los autores, como le ocurrió, entre otros, a Meme Solís. Los intérpretes que más recuerdo son Los Cinco Latino, The Platter y Luis Aguilé, un argentino muy cubano.

El arte en general, así como el deporte, han sido utilizados por el totalitarismo insular para manipular a la población y extender una cortina de humo sobre los acontecimientos en Cuba

El terror nos devoró. La situación política era tan demoníaca que una canción titulada Adiós Felicidad de Ela O'Farrill, fue considerada contrarrevolucionaria. La autora fue arrestada y vejada, denunciada por un profesor comunista, amigo de la familia, de haber compuesto una balada contrarrevolucionaria, acusación que determinó su exilio.

Las Navidades, a partir de la década del 60, empezaron a transcurrir muy discretamente. Las personas dejaron de felicitarse, o lo hacían con mucha discreción. Al mismo tiempo, había muy poco que regalar, los comestibles brillaban por su ausencia o por sus precios prohibitivos. Sin embargo, lo peor, fue, que las celebraciones del 24 y 25 de diciembre eran políticamente incorrectas, no así el 31, víspera del advenimiento del nuevo señor.

El 6 de enero, Dia de Reyes, también fue para la cárcel o el exilio. Los juguetes, según la propaganda gubernamental, fueron regulados para que todos los niños tuvieran. El régimen sustituía costumbres y tradiciones. Lo transformaba todo para que Fidel Castro se adueñara del imaginario colectivo. Más que un gobierno, un nuevo credo se imponía en Cuba

Admito, que, en las Navidades, la morriña es más severa. Es un periodo que, sin ser religioso, me aprisiona y sube a una máquina del tiempo que conduce a compartir de nuevo con los que ya no están, a lugar y tiempo, que jamás volverán.

Mi última Navidad en Cuba fue en 1980. En la Isla estaba prácticamente prohibida. Alguna que otra iglesia decoraba discretamente a tenor de las fechas. Recuerdo, un templo, que lo hacía a puertas abiertas, estaba situado en la calle Trista en la inolvidable Santa Clara.

El castrismo dispuso que los feriados por Navidad fueran celebraciones sin connotación devota para el pueblo. Los festejos se efectuarían los días 25, 26 y 27 de julio

El castrismo dispuso que los feriados por Navidad fueran celebraciones sin connotación devota para el pueblo, algo que se está difundiendo mucho en la actualidad. Los festejos se efectuarían los días 25, 26 y 27 de julio, como parte de su política de destruir las raíces nacionales y transmutar la fecha del asalto al cuartel Moncada en el punto focal de la nueva religión que estaba catequizando a los cubanos.

Las Navidades que más recuerdo son las de 1958, desde un año antes estaba en ejercicio la estrategia de las Tres C, "cero cines, cero compras, cero cabarets", en la que el M-26 de Julio de Fidel Castro, al ritmo de bombas y atentados personales, impuso el terror, situación que se agravaría drásticamente meses después.

El país estaba virtualmente en guerra. Todos estábamos asustados por la violencia extrema de las partes en pugna. No obstante, nadie podía imaginar la magnitud del desastre que se avecinaba. La República, la nación en pleno, se aproximaba a la extinción. Obra de los hermanos Castro.

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