Opinión
El Puente de Oro
Opinión
Miami/Yo soy el que te habla con el corazón abierto, no importa cómo pienses ni en qué bando estás.
Y esta es la prédica del puente de oro, el que debemos cruzar todos los cubanos para alcanzar la tierra prometida.
Cuando me expulsaron de mi patria, yo estaba en una celda, y me escoltaron hasta las puertas del destierro, pero el que me desterró murió después en otra celda. Y yo recé por su alma.
“Para enemigo que huye, puente de plata”
Dice un dicho: “Para enemigo que huye, puente de plata”, y esto puede ser válido para todos los que parten al destierro, tanto para los sin poder como para los del poder. Pero yo no quiero enemigos, ni que den la espalda y huyan a lugar alguno, sino que den la cara y crucen otra pasarela mucho mejor en sentido inverso, el puente de oro, el que los conduce a un abrazo de hermandad con su propio pueblo. Y solo entonces se iluminarán las calles y los campos.
Decía Lincoln que la mejor forma de eliminar a un enemigo es convirtiéndolo en tu amigo.
Al opresor le digo: sal de la trinchera, pero no para huir, sino para avanzar, con paso firme, a la trinchera opuesta, y abrázate con tu hermano, sin odios ni resquemores, y verás cómo aparecerán, en el horizonte, los albores de esa tierra prometida.
Cuando se enfrentaban en la Serbia de Milosevich unos contra otros en las calles, las mujeres de las manifestaciones les llevaban flores a los militares
A los oprimidos: cuando se enfrentaban en la Serbia de Milosevich unos contra otros en las calles, las mujeres de las manifestaciones les llevaban flores a los militares mientras les decían: “Todos somos hermanos”. Y cuando finalmente cientos de miles se abrazaron en una gran plaza, una nueva patria de fraternidad se abrió ante ellos.
Si alguien sufre o necesita ayuda, tiéndele la mano. No importa si es amigo o enemigo, porque el sol alumbra para todos sin importarle en qué cree cada uno o en qué trinchera está. Conviértete tú en sol, y llegará una aurora luminosa.
Si pides amnistía para los presos, pídela también para los carceleros y para aquellos que los encarcelaron, de modo que cuando el preso salga, la celda quede vacía.
Si combates la oscuridad con más oscuridad, vivirás siempre en las sombras
Si alguien te ofende o te agrede, no le respondas con más ofensas y más agresiones. Respóndele, si es posible, con un presente, algo que le guste o necesite, pues no hay golpe más contundente que el que se propina en la conciencia.
Decía un filósofo chino que hay que ser bueno con el que es bueno, y bueno con el que no es bueno para que sea bueno.
Si combates la oscuridad con más oscuridad, vivirás siempre en las sombras. Si la combates con luz, la oscuridad cesará y llegará un día sin ocaso.
Si matas a alguien porque mató, otro vendrá para matarte a ti. Y no fallará, porque tarde o temprano se cosecha lo que se siembra. Detén tú ese círculo vicioso. Siembra amor y paz, y cosecharás concordia y armonía.
Mandela, tras pasar treinta años de prisión, perdonó a sus represores
Ninguna república de paz se edifica sobre los puntales de los patíbulos.
La venganza y el revanchismo se disfrazan muchas veces de justicia, pero no hay mejor justicia que pedir perdón o perdonar.
Nelson Mandela, tras pasar treinta años de prisión, perdonó a sus represores y los exhortó a levantar juntos una nueva patria.
Cuando Saulo de Tarso, el más feroz perseguidor de los cristianos, cabalgaba hacia Damasco para reprimirlos, Jesús se le apareció en su camino. No le reprochó sus anteriores desmanes, sino que lo invitó a unírsele, y Saulo, convertido luego en San Pablo, fue el más incansable de los predicadores cristianos. ¿Cuántos Saulos no hemos conocido los cubanos durante este largo y tortuoso camino?
¿Cuántos Saulos no hemos conocido los cubanos durante este largo y tortuoso camino?
Si vienen a arrestarte, no te resistas, y si es posible, háblale a solas a quien te conduce, explícale con palabras amables, como a un hermano o a un padre que ha extraviado el sendero, la justeza de tus actos, y aunque te responda con insultos, quedará en su interior una semilla de tu prédica que tarde o temprano germinará.
Martí exhortó a una guerra sin odios; ahora nosotros, también sin odios, pero por un camino de paz, debemos predicar la patria nueva.
Todos los cubanos somos hermanos.
También te puede interesar
Opinión
El Puente de Oro
Cajón de Sastre
El sistema totalitario cubano, enemigo mortal de Estados Unidos
Cajón de Sastre
Sobre estatuas y monumentos
Lo último