Covid-19: hacia un nuevo orden mundial

El recinto ferial de Madrid, IFEMA, al inicio de su acondicionamiento como hospital para enfermos de coronavirus. (Comunidad de Madrid / EFE)
El recinto ferial de Madrid, IFEMA, al inicio de su acondicionamiento como hospital para enfermos de coronavirus. (Comunidad de Madrid / EFE)
Alexander Doblado

01 de abril 2020 - 12:11

Madrid/Escribo esta reflexión desde España, país en el que resido desde el año 94. Veo con enorme desasosiego como el covid-19 golpea esta tierra hasta el punto de prácticamente colapsar su sistema sanitario y provocar que sus médicos tengan que practicar la llamada medicina de guerra, o sea, decidir quién vive y quién muere en función de su edad o historial sanitario, porque tristemente no hay respiradores para todos los pacientes que desarrollan patologías respiratorias graves.

De pronto nos damos cuenta de que nadie más fabrica material sanitario en el mundo que no sea China, o al menos no en el volumen que se necesita en una crisis de este calibre. O sea para explicarme mejor, casi todo el planeta depende de un país que por acción u omisión ha provocado una crisis de escala global, para salir de ella. China fabrica más mascarillas, gafas, trajes de protección y respiradores que nadie. Además también China nos vende los test de detección del virus y no dudo que en un futuro cercano también saque la vacuna para prevenir la enfermedad.

Vivimos en una realidad global para lo bueno y lo malo, pero el covid-19 pondrá a prueba los frágiles cimientos de esta globalización y obligará a muchos países a replantear sus economías internas, sus prioridades de producción y su relación comercial con terceros. Esta pandemia de proporciones bíblicas nos llevará hacia un nuevo orden mundial. La avaricia de las grandes empresas que producen a bajos costes en países como China, India o Pakistán debe ser reconsiderada. Al igual que los costes de producción internos, o sea, dar un estímulo a las empresas para que regresen a sus países y ayuden así a la reconstrucción de los mismos. Porque no nos equivoquemos, la crisis que traerá consigo el covid-19 será mayúscula, el mundo no está preparado para detener su economía durante casi dos meses.

¿Economía de libre mercado? Por supuesto que sí, pero una economía consciente y humanizada, una economía que no solo piense en los beneficios inmediatos, sino en los beneficios a largo plazo

¿Economía de libre mercado? Por supuesto que sí, pero una economía consciente y humanizada, una economía que no solo piense en los beneficios inmediatos, sino en los beneficios a largo plazo de producir en sus propios países y así generar empleo y riquezas para los ciudadanos que a fin de cuentas serán sus propios consumidores.

En este contexto no puedo evitar pensar en Cuba, mi país de origen, un país con una economía interna prácticamente inexistente, sin ninguna fortaleza salvo el turismo que ahora dejará de llegar. Un país con un sistema sanitario cuya única virtud es su personal humano, ya que la tan cacareada salud pública cubana hace décadas que es una auténtica vergüenza, carente de cualquier medio y de la higiene necesaria para hacer frente a una crisis como la que va a generar el virus allí, donde desgraciadamente ya ha llegado para quedarse. Curiosamente la única fortaleza que tiene el régimen cubano para hacer frente al virus es su capacidad represiva. Si con esa capacidad de control de masas consiguen que la ciudadanía permanezca en sus casas, quizás Cuba no sufra una auténtica tragedia.

Desde España, con más de dos semanas de confinamiento, a día 31 de marzo de 2020, con cerca 100.000 infectados y más de 8.100 fallecidos pido a todos los cubanos que se cuiden mucho y permanezcan en casa. Y pido al régimen de Cuba que por primera vez destine todos esos recursos que van al turismo a alimentar bien y cuidar al pueblo. La historia les observa una vez más y créanme que esta vez no los absolverá.

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