Ley de ajuste o el desbarajuste

Cubanos manifestándose ante la embajada de EE UU en Quito, Ecuador, este viernes. (14ymedio)
Cubanos manifestándose ante la embajada de EE UU en Quito, Ecuador. (14ymedio)
Rolando Gallardo

14 de diciembre 2016 - 14:17

Quito/Amanezco y veo un reporte sobre la llegada de un grupo de balseros a las costas de Miami. Me sorprende la declaración abierta de uno, que confiesa haber salido de Cuba a buscar un futuro mejor, pero que no tiene nada en contra de Fidel Castro. Tales palabras me retraen a la meditación.

La Ley de Ajuste Cubano es una buena acción en el camino al infierno. Miles de cubanos arriban a Estados Unidos cada año para acogerse a sus beneficios. Es un tabú en el exilio y la emigración promover su derogación. Quienes se pronuncian a favor de su eliminación o reforma desde el exterior reciben avalanchas de críticas o apoyo, demostrando la división de criterios al respecto.

Desde el Gobierno de la Isla se alude a la Ley de Ajuste Cubano como el principal motivo del éxodo, desestimando las condiciones y políticas internas que lo generan, siendo esta una estrategia antiquísima del régimen: la culpa siempre es de otro.

Voces autorizadas dentro del estamento político cubanoamericano, como el congresista Marco Rubio, claman por una revisión de la Ley de Ajuste, sobre la base de que no todos los cubanos que arriban a Estados Unidos y la reclaman tienen requisitos para solicitar un refugio, y muchos demuestran su apatía política cuando apenas obtenido el beneficio de residencia retornan a la Isla, desacreditando la supuesta condición de perseguidos políticos.

Desde el inicio de la crisis migratoria en noviembre del año pasado en Costa Rica y Panamá resultó patente la división entre los varados

Desde el inicio de la crisis migratoria en noviembre del año pasado en Costa Rica y Panamá resultó patente la división entre los varados.

Un grupo reafirma, de forma imprudente y motivado por la ignorancia de la naturaleza de la Ley de Ajuste, que son emigrantes económicos, lo cual fortalece el argumento del régimen sobre las causas de la emigración ilegal.

Otros, en cambio, asumían que salían de Cuba por la política represiva, la falta de libertades políticas y económicas, así como el empobrecimiento del país, algo impuesto por un bloqueo interno que sume en la desesperanza a la población. Ambos coincidían en que esta fuga masiva era movida por el temor a las transformaciones políticas que podría generar el "deshielo", dejándolos dentro de una nación que no vislumbra a largo plazo cambios sustanciales en la relación gobierno-pueblo.

Es legítimo el cuestionamiento sobre si la Ley de Ajuste debe continuar bajo los términos actuales. El Gobierno receptor desembolsa un promedio anual de 500 millones de dólares en ayuda a los "refugiados cubanos". Algunas estimaciones señalan que, desde 2014 hasta finales de 2016, Estados Unidos ha destinado 1.500 millones de dólares por conceptos de ayuda monetaria inicial por seis meses, sellos de alimentación por tres meses y prorrogable, seguro médico por 10 meses para adultos, más las ayudas en seguro médico para menores y la suplementaria para las personas de la tercera edad.

¿Merece todo cubano tales bondades? La saga final de la crisis migratoria, que tuvo su último y nefasto capítulo en Ecuador, demostró que algunos miembros del régimen son parásitos beneficiarios de la Ley de Ajuste. No tardaron en salir las manchas al tigre, descaradamente entre las voces que clamaban un puente aéreo estaban persecutores de Damas de Blanco, oficiales de la contrainteligencia, miembros de la Asamblea del Poder Popular, y militantes comuoportunistas que cansados de las prebendas del régimen iban a por más en la Yuma. Muchos de ellos, que negaron el motivo político de ese estallido, se encuentran hoy en Estados Unidos disfrutando de la ayuda del Gobierno.

No es justo que el dinero del contribuyente vaya a parar a manos de los que gozaron el comunismo y desean gozar el capitalismo sin mérito alguno

Otro grupo, incomprendido y atacado, se lanzó en manifestación valiente, aunque imprudente, contra el consulado cubano en Quito, mostrando el carácter político del éxodo y protagonizando una de las proezas históricas de la emigración nunca antes vistas. Lamentablemente, es un hecho del que poco se habla. Muchos de los manifestantes fueron deportados a Cuba. Otro grupo de personas y protagonistas de la protesta del campamento en el Parque del Arbolito de la ciudad se encuentran ya en Estados Unidos, justificando con sus acciones y postura política el merecimiento de los beneficios de la Ley de Ajuste.

Apoyo una reforma de los términos de la Ley de Ajuste Cubano. No es justo que el dinero del contribuyente vaya a parar a manos de los que gozaron el comunismo y desean gozar el capitalismo sin mérito alguno. No es justo que emigrantes económicos y futuros especuladores que se marchan a la Isla recién obtenida la residencia, pisoteen el espíritu que dio origen a la norma. Se debería valorar la anulación de la residencia de los inescrupulosos que niegan con su actuar el refugio otorgado y su comportamiento dista mucho de ser el de un perseguido político.

No vivo en Estados Unidos, no me he beneficiado de la Ley de Ajuste ni me considero un perseguido político a pesar de mis acciones y criterios, pero condeno a aquellos que se burlan de la ley y desacreditan el apoyo y sustento que el Gobierno de Estados Unidos ha ofrecido a nuestro pueblo en los duros años del éxodo, que tristemente no acaba.

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