Unasur se resquebraja

Los líderes de izquierda, Hugo Chávez, Dilma Rousseff, José Mujica y Cristina Fernández fueron los grandes impulsores de Unasur. (Twitter)
Los líderes de izquierda, Hugo Chávez, Dilma Rousseff, José Mujica y Cristina Fernández fueron los grandes impulsores de Unasur. (Twitter)
Carlos Malamud

13 de agosto 2018 - 15:58

Madrid/El futuro de Unasur es cada vez más incierto. En abril pasado dedicaba mi Ventana a la crisis del bloque y a sus repercusiones regionales tras anunciar Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú su abandono transitorio. Este declive, prácticamente irreversible, recibió la semana pasada dos nuevos golpes. Llegados a este punto quizá deberíamos preguntarnos si asistimos a la definitiva desaparición de la organización.

El primer acto, de un gran contenido simbólico, lo promovió la Asamblea Nacional ecuatoriana, que instó a su Gobierno a retirar la estatua del primer secretario general de Unasur, Néstor Kirchner, de su sede en Quito. Más allá del pésimo gusto del monumento, los parlamentarios creen que es un "símbolo de la corrupción" tras hacerse públicos los principales mecanismos de saqueo del Estado argentino, como demuestran los cuadernos recientemente divulgados en Buenos Aires.

El segundo, de consecuencias más graves, fue el anuncio del Gobierno colombiano haciendo efectiva la promesa de campaña del nuevo presidente Iván Duque de salir de Unasur. El principal argumento del canciller Carlos Holmes Trujillo es la complicidad del bloque con la "dictadura venezolana". Y si bien desistió de profundizar en el tema, apuntó a que intentaría coordinarse con Argentina, Chile y Perú. De no obtener resultados concretos, denunciaría el Tratado Fundacional con el abandono de Colombia seis meses después.

Las mayores críticas internas surgieron del senador Gustavo Petro, el líder de la oposición, y de Ernesto Samper, el último secretario general de Unasur y principal responsable de su deterioro después de su acercamiento a Nicolás Maduro. De forma desafortunada ambos compararon la retirada colombiana con el Brexit y hablaron de las serias consecuencias que ésta tendría para sus intereses nacionales y sus ciudadanos. Samper incluso habló de la paradoja que supone esta retirada ante la vinculación de Colombia como "socio global" de la OTAN.

El voluntarismo que subyace en estas acusaciones es manifiesto, ya que bajo ningún concepto la consolidación de Unasur y sus repercusiones para los países que la integran son equiparables a la construcción europea. El principal problema que enfrentará el Reino Unido tras el Brexit será su salida del mercado único, algo impensable en América Latina. Es más, Unasur, dado su alto grado de politización, tenía "Consejos" de prácticamente todo menos de comercio intrarregional. Y todavía está muy lejos de los estándares de la UE en lo relativo a la libre circulación de las personas pese a los avances realizados. Es más, la salida de Unasur tampoco supondrá la ruptura de los acuerdos con Mercosur.

En realidad, el mayor perjudicado será Nicolás Maduro y su política exterior. Colombia se retira de Unasur no sólo por ser una herramienta de la política bolivariana, sino por ser una organización irrelevante. Más allá de lo afirmado por sus opositores, se trata de una acción indolora y sin costes. Pese a ello, y aunque Ecuador destine su sede a albergar una universidad indígena, es improbable que Unasur desaparezca. Resulta fácil crear instituciones como éstas, lo difícil es enterrarlas.

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Nota de la Redacción: este análisis ha sido publicado previamente en El Heraldo de México. Lo reproducimos con la autorización del autor.

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