Tres amigos: voto cubanoamericano en las presidenciales de 2016

Colas en los colegios electorales de Miami durante las presidenciales de 2012. (EFE)
Colas en los colegios electorales de Miami durante las presidenciales de 2012. (EFE)
José Azel

06 de octubre 2016 - 11:27

Miami/Este año tres amigos cubanoamericanos —llamémosles Miguel, Rogelio y José— votarán de manera diferente por primera vez. Hasta donde puedo recordar, esos amigos siempre apoyaron a los candidatos republicanos en las elecciones presidenciales. Son emblemáticos de la generación de los históricos. Sus votos en este ciclo electoral no necesariamente serán entusiastas, pero Rogelio votará por Donald Trump, Miguel por Hillary Clinton y José por Gary Johnson. Cada uno de los tres amigos seguirá su propio camino. El Partido Republicano les falló.

Históricamente, la comunidad cubanoamericana ha sido considerada un monolito político, votando mayormente en apoyo al Partido Republicano, al menos a escala nacional. En la medida que esto ha sido cierto, ha sido más aplicable a la temprana comunidad exiliada, compuesta por los que ahora se definen como "históricos".

Los orígenes de este apoyo temprano del exilio al Partido Republicano pueden encontrarse en la política exterior de EE UU y la robusta postura anticomunista del presidente Eisenhower

Los orígenes de este apoyo temprano del exilio al Partido Republicano pueden encontrarse en la política exterior de EE UU y la robusta postura anticomunista del presidente Dwight D. Eisenhower. Su posición anticastrista fue seguida por la canibalización de los planes de invasión de Bahía de Cochinos bajo el liderazgo demócrata del presidente John F. Kennedy y el resultante fracaso de la misión.

Esta visible dicotomía en política exterior estableció el escenario para la conducta como votantes de los primeros exiliados cuando se convirtieron en ciudadanos americanos. Entonces, el tema de la política hacia Cuba adquirió máxima importancia para los nuevos votantes.

Con el tiempo la mayoría de los históricos comenzaron a abrazar los principios de política doméstica del Partido Republicano sobre gobierno limitado, sólida defensa nacional, derechos de los Estados y responsabilidad individual. La mayoría de sus descendientes hicieron propio el antisocialismo de sus padres, perpetuando la imagen monolítica del electorado cubanoamericano.

La llegada de posteriores comunidades exiliadas, crecidas bajo el régimen de Castro e imbuidas de la ideología socialista, comenzó a erosionar la hasta entonces composición política uniforme de los cubanoamericanos. Pero los históricos se han mantenido hasta ahora como republicanos comprometidos.

Este año todos los candidatos presidenciales favorecen la continuidad de la política hacia Cuba comenzada por el presidente Barack Obama. Sus fundamentos filosóficos y tono pueden diferir, pero todos los candidatos apoyan la reconciliación con el régimen cubano. Para los históricos esto significa que uno de sus temas principales no estará en juego en la elección presidencial del próximo mes de noviembre.

Algunos pueden desesperanzarse con esta desunión política en la comunidad cubanoamericana. Yo le doy la bienvenida y la celebro

Algunos pueden desesperanzarse con esta desunión política en la comunidad cubanoamericana. Yo le doy la bienvenida y la celebro. Eso significa que no somos un bloque con un único tema electoral, una masa irreflexiva que puede ser manipulada fácilmente por la retórica política. Que no podemos ser vistos como incondicionales por los partidos políticos dominantes. Significa que tendrán que ganarse nuestro voto, que hemos madurado como ciudadanos. Que hemos aprendido que un adversario político no es el equivalente a un enemigo para toda la vida. Significa que estamos comprometidos con el proceso democrático.

Aquí surge una lección para otras comunidades minoritarias en Estados Unidos, que han sido consideradas incondicionales por el Partido Demócrata, que necesitan asegurarse de que sus ideas políticas personales se alinean con las plataformas de aquellos que decidan apoyar, tal como lo ha hecho la comunidad cubanoamericana este año.

La noche del día de las elecciones los tres amigos discutirán vehementemente, mientras cenan juntos, sobre sus preferencias políticas, y elevarán sus copas para brindar, pero no por un candidato o partido victorioso. Lo harán para homenajear nuestra gloriosa democracia.

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Nota de la Redacción: José Azel es investigador senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami y autor del libro Mañana in Cuba.

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