Una milonga para Cristina Kirchner

La expresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. (EFE)
La expresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. (EFE)
Carlos Malamud

27 de mayo 2019 - 14:25

Madrid/El sábado 18 de mayo Cristina Fernández de Kirchner anunció su decisión de no ser candidata a presidenta, contentándose solo con la vicepresidencia. Y en una reacción insólita, a contracorriente de todas las reglas de la política tradicional, proclamó a Alberto Fernández, su primer jefe de Gabinete y también de Néstor Kirchner, como presidenciable. Tan inusual anuncio implica que no es el número uno quien elige al dos, sino todo lo contrario y que esto confirma quien controla el poder real.

La propuesta de Kirchner no solo recordaba el renunciamiento de Evita en 1951, sino también la consigna que aupó a la candidatura peronista en las cruciales elecciones de 1973, que acabaron con la dictadura militar de 1966: "Cámpora al Gobierno, Perón al poder". La historia concluyó con la renuncia de un presidente rápidamente deslegitimado, en una coyuntura en constante aceleración y repetición de los comicios mediante, con la vuelta de Perón a la presidencia, junto a Isabel Perón como vice.

Que la presidenta siga en la carrera, aunque desde un segundo plano, es bueno para Macri

Si bien, como dijo Alberto Fernández, ni él es Cámpora ni Kirchner es Perón, provoca más de una reflexión extemporánea. De todos modos, el anuncio sabatino agitó totalmente las poco plácidas aguas de la política argentina, descolocando a todos los actores protagónicos, incluso a la propia Kirchner.

A partir de ahí surgieron muchas preguntas. En primer lugar, si su renunciamiento era una muestra de debilidad o de genialidad, y por qué se hizo tan pronto, habiendo tiempo hasta el 22 de junio para hacerlo público. Segundo, si la presencia de Fernández suma o resta a una candidata que si bien posee un piso electoral muy alto (en torno al 30 por ciento) tiene un techo muy bajo, dado el fuerte rechazo entre los votantes no kirchneristas.

Hay otras cuestiones adicionales, como su impacto sobre el peronismo (¿habrá dos o tres candidaturas que compitan entre sí o esta audaz jugada permitirá unificarlas para, después de las primarias donde seguramente Cristina arrasaría, presentar una candidatura única con serias opciones de triunfo?). Pero también interroga al oficialismo: ¿Mauricio Macri sale beneficiado o perjudicado? Y, al igual que Kirchner, ¿debe Macri, ante el fuerte rechazo que suscita, declinar su candidatura a favor de María Eugenia Vidal, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, mejor considerada en las encuestas? Es el famoso y controvertido "Plan V".

Que Kirchner siga en carrera, aunque desde un protagónico segundo plano, es bueno para Macri, que fía su reelección a la vigencia de dos supuestos. El primero, que de momento se cumple, enfrentarse a Cristina y el segundo, que la economía, especialmente la inflación y el tipo de cambio, se estabilice y, eventualmente, mejore. Pese a las dificultades y al retraso en la llegada de buenas noticias, el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández no desagradó totalmente a los mercados.

De continuar esta tendencia, sin acentuarse la senda inflacionaria y remitir la posibilidad de una corrida cambiaria, el escenario podría incluso resultar beneficioso para el Gobierno.

Todos estos hechos se dispararon el sábado, a pocas horas de que Kirchner se sentara en el banquillo en la primera de las varias causas penales que afronta. Este es un juicio por contratación ilegal de obra pública en beneficio de un "empresario" amigo de la familia, enriquecido de un día para otro, y al que se identifica como testaferro de sus generosos beneficiarios.

Hay quien sospecha que la candidatura de Fernández y Fernández puede no ser definitiva y que, incluso, podría haber cambios

El victimismo de la expresidenta a su paso por los juzgados, rechazando frontalmente cualquier vínculo con la corrupción, pese a las contundentes evidencias en su contra, refleja su estilo de hacer política. Entre otros acusados está Julio de Vido, que de forma ininterrumpida ocupó el ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios entre 2003 y 2015, durante los tres mandatos del matrimonio Kirchner y a quien ni siquiera se dignó a saludar.

Tampoco se deben olvidar las elecciones a gobernador de Córdoba del pasado 12 de mayo, que reforzaron a Juan Schiaretti, que está en el cargo desde 2011. Schiaretti es el referente del "peronismo federal", que aboga por una candidatura no kirchnerista y la renovación profunda y "republicana" del peronismo. Su rotunda victoria aceleró los tiempos políticos y obligó a forzar definiciones.

Hay quien sospecha que la candidatura de Fernández y Fernández puede no ser definitiva y que, incluso, podría haber cambios no solo en uno sino también en los dos términos de la fórmula. De momento, y a la espera de que las encuestas midan las consecuencias de tan insólita propuesta, habría que recordar, salvando todas las distancias, que Lula en Brasil fue incapaz de transferir todo el voto a su delfín. Y aún más, que también le endosó el profundo rechazo que había acumulado, haciendo posible el triunfo de Bolsonaro.

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Nota de la redacción: Este artículo fue publicado en El Economista. Lo reproducimos con autorización de su autor.

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