Cuba, baluarte de la involución

Cartas de lectores

¿Cómo fue que la inmoralidad llegó a instalarse tan profundamente en la gente? ¿Cuándo cayó hasta el subsuelo la escala de valores?

Hay drogas, pandillerismo, hambre, violencia, miles de presos políticos, millones de exiliados, insalubridad, corrupción y crisis sanitaria.
Hay drogas, pandillerismo, hambre, violencia, miles de presos políticos, millones de exiliados, insalubridad, corrupción y crisis sanitaria. / 14ymedio
Rafael A. Martínez

21 de mayo 2025 - 11:56

La Habana/Cuba lleva décadas convirtiéndose en algo que no pudo predecir la mayoría de los cubanos. La depauperación ha sido lenta a veces, precipitada otras, pero los sinuosos caminos de la “Revolución” nos han conducido a un punto en el que ya no podemos ni imaginar qué sucederá mañana, qué nos hará caer más bajo.

Hay drogas, pandillerismo, hambre, violencia, miles de presos políticos, millones de exiliados, insalubridad, corrupción y crisis sanitaria, todos los ingredientes para la debacle de cualquier sociedad. Sin embargo, lo más difícil de digerir es la apatía, esa conformidad de los conciudadanos que vivimos en la Isla. Ya tomamos esta suerte de distopía en la que ha derivado la nación casi con resignación.

Ancianos comiendo de la basura, escuelas donde apenas se imparten clases, niños pidiendo limosna en las calles, asesinatos, robos, montañas de basura y putrefacción por doquier. “Ah, eso sucede en todas partes”, comentan no pocas personas, inertes ante la ya cotidiana realidad.

Lo más difícil de digerir es la apatía, esa conformidad de los conciudadanos que vivimos en la Isla.
Lo más difícil de digerir es la apatía, esa conformidad de los conciudadanos que vivimos en la Isla. / 14ymedio

Si alguien necesita hacer un viaje interprovincial, lo más probable es que su ómnibus no salga y se tenga que regresar a casa con el rabo entre las piernas. Ni qué mencionar del transporte público local, casi inexistente. Si tiene que hacer una gestión en una notaría, en el banco o en el Registro Civil, encontrará las oficinas cerradas porque no hay electricidad.

¿Y qué es la electricidad? ¡El lujo estos días! No hay luz la mayor parte del tiempo en casi todo el país. En muchas localidades a lo largo de la geografía nacional los habitantes pasan hasta más de una semana sin servicio de agua, el gas no llega y hay que cocinar con carbón o con lo que se encuentre, si es que existe algo que cocinar.

En cuanto a la corrupción, pareciera llevarlo ya el criollo en su ADN. El deporte nacional ya no es el béisbol, ahora tenemos el invento, la lucha, la conducta nefanda. “No pasa nada, la vida es así, esto pasa en todas partes”.

Las Cadeca deben cerrar las puertas a las once de la mañana porque hasta la una de la tarde, por “orientación de arriba”, hay que ahorrar el fluido eléctrico. Mientras tanto, las trabajadoras de las casas de cambio emplean ese horario para dejar entrar a la jinetera que viene con su extranjero y con la luz apagada hacen los canjes de monedas con efectivo propio, sin que pase la operación por el sistema. “Todo está bien, esto es normal, hay que luchar”, diría cualquiera con esa obsecuente posición ante el caos.

Basura regada en la calle Industrias, Centro Habana.
Basura regada en la calle Industrias, Centro Habana. / 14ymedio

Ni en las peores pesadillas de Fidel Castro, que bautizó el país como una potencia médica, un doctor o un técnico de laboratorio cobraría a los padres de un niño por un hemograma o una prueba de hepatitis. No hay reactivos en los hospitales, pero los empleados sanitarios sí cuentan con lo necesario para hacer los exámenes y cobrarlos bien caros; las enfermeras no administran los medicamentos a los desvalidos ingresados para luego venderlos, los médicos dicen que no disponen de recetas, pero cualquier recepcionista o conserje de limpieza puede conseguir con ese mismo galeno el papelito, para luego traficar lo que haya en la farmacia, lo que sea, a lo que se le pueda sacar algo de dinero y compartirlo entre todos, que la de la farmacia también “se moja”.

¿Cómo fue que la inmoralidad llegó a instalarse tan profundamente en la gente? ¿Cuándo cayó hasta el subsuelo la escala de valores? En una Isla donde no hace tantas décadas la gente era más solidaria, cualquiera te donaba una tira de pastillas si la necesitabas, ¿Humanidad? Ya eso quedó muy lejos en el pasado del archipiélago comunista.

Todos despotrican sobre el desastre nacional, pero algunos de esos que tanto critican se montan en un camión y van a desfilar el Primero de Mayo a la Plaza de la Revolución, y hasta se dan unos rones, bailan y corean consignas vacías, junto al dirigente defraudador, que engorda sus arcas personales con una mano en el pecho y la otra en el bolsillo ajeno. “Qué se le va a hacer, hay que luchar”.

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