La mala leche

Reinaldo Escobar

14 de junio 2009 - 08:02

Hace casi una semana la Asociación Pro Libertad de Prensa, dirigida por Juan González Febles, hizo público un texto bajo  el título “Los que nadie premia” que deseo comentar a continuación:

Dice en su primer párrafo: “Desde la última ola represiva en 2003, han presentado sus credenciales dos novedosas formas  de respuesta a la dictadura militar totalitaria cubana. Hemos visto llegar a las Damas de Blanco y a los blogeros”

Permítaseme algunas precisiones: Hay que saber elegir las metáforas. Ni las Damas de Blanco ni los bloggers han tenido  que cumplir el requisito protocolar de “presentar credenciales” ante nadie, ni son “novedosas formas” que tengan como  designio responder a la dictadura. Las Damas de Blanco se definen a sí mismas como una agrupación heterogénea y no  política, centrada en el propósito de conseguir la libertad de sus familiares presos; en tanto que los bloggers son  ciudadanos independientes, empeñados cada uno en expresar sus ideas y opiniones en un espectro demasiado ancho  como para que alguien pueda reducirlo a una mera “novedosa forma de respuesta a la dictadura”. Por otra parte me parece  desacertada la elección del verbo llegar que implica el significado que viene de otro lugar.

En el segundo párrafo se califica a estas dos expresiones de la sociedad civil cubana como “estilos” que “han visto  recompensados sus esfuerzos con gratificantes reconocimientos internacionales”

Creo ocioso señalar que lo único que pudiera recompensar lo que hacen las Damas de Blanco sería la libertad de sus  familiares en prisión. Lo mucho o lo poco que hayan recibido y que aplaudiría que recibieran en el futuro, nunca podrá ser  considerado como una recompensa o pago, sino como una ayuda para alcanzar sus objetivos. Por otra parte los premios  justamente ganados por Yoani Sánchez, aunque honran indirectamente a todos los bloggers, han sido premios individuales  y no a un supuesto “movimiento” cuya característica más compartida es que cada uno se mueve al ritmo, la velocidad y la  dirección que cada cual elige, donde no existen ni posiciones comunes, ni jerarquías, ni líderes.

En el tercer párrafo, en el mejor estilo de la prensa oficialista, se habla de “Los artífices de ambas promociones” como si  los premios obtenidos hubieran sido fruto de una fabricación artificiosa y no la equilibrada decisión de jurados  independientes, que tuvieron que elegir entre numerosos candidatos.

Cuando menos lo espera el lector, el comunicado de la Asociación Pro Libertad de Prensa nos hace saber que hoy  CubaNet no tiene fondos y que desde hace dos meses los periodistas independientes, que no reciben nada de otras  fuentes, pasan hambre.

Tengo la impresión de que el autor de este texto ha visto demasiadas mesas redondas y cree a pie juntillas las reflexiones  de algunos jubilados donde se nos pretende convencer de que el Parlamento Europeo es un títere del imperialismo y el  grupo Prisa una dependencia de la CIA. Si CubaNet (a la que no quito ningún mérito) no tiene fondos es porque la  agencia norteamericana que la financia decidió retirar o disminuir (no estoy al tanto de esos detalles administrativos) la  financiación que la mantenía. En la mente confusa del redactor hay un gran amo que fomenta premios y financia agencias  de prensa y ese amo comete ahora la injusticia de recompensar a algunos y olvidarse de otros. Si no es así como piensa ¿a  qué viene la comparación?

Conozco a muchos periodistas independientes, yo mismo lo soy desde 1989, (seis años antes del primer despacho desde  Cuba a que se refiere el editorialista) cuando empecé a publicar mis textos en revistas y periódicos extranjeros como free  lance, muchas veces sin recibir dinero por ello, y sobre la base de ese conocimiento, puedo afirmar que son muchos los  que no dependen de CubaNet y muchos más los que serían incapaces de hacer esta mezquina comparación entre los que  son premiados y los que nadie premia. Conozco también a los galardonados y puedo asegurar que a ninguno de ellos se  les ocurriría publicar un texto para marcar la distinción entre los que ganan premios y los que nunca los ganan.

En los tres últimos párrafos de la declaración, emitida como editorial, ya la influencia parece venir de los Expedientes X,  sobre todo cuando se habla de “cierto sector de una clase política inamovible asentada en Cuba y poderosos intereses  externos que la mantienen” que se han propuesto de conjunto eliminar a los periodistas independientes. Obviamente no  está hablando de los gobernantes sino de opositores que “se desgastan en planes ideales que cambian o rotan de forma  circular”, habla de una clase política que “recibe recursos y propone planes, proyectos, agendas y congresos que nunca  llegan a ninguna parte” mientras que “la prensa independiente de Cuba, trabaja, sueña y lucha por una Cuba libre”

Si los periodistas independientes cubanos no encuentran forma de ganar el sustento ejerciendo la profesión, es porque en  Cuba los medios de difusión son un monopolio del Partido Comunista y no porque haya una conspiración entre  opositores para eliminarlos con el silencioso contubernio de Damas de Blanco y bloggers a quienes se les entregan  premios para que no hablen del asunto.

¡Yo también estoy deseoso de escribir una nueva versión de “A pie y descalzo”! ¡Yo también estoy insatisfecho con lo  alcanzado por los partidos de la oposición y las disimiles agrupaciones de la sociedad civil! Pero la amargura que dejan las  frustraciones no se sanan buscando culpables donde no los hay y mucho menos echándole la culpa al que no la tiene.

Se necesita una elevada dosis de buena voluntad para creer que no hay simple mala leche en esta declaración. Si alguien  me puede hacer el favor, que me envíe un poco (de la buena voluntad, no de la mala leche), pues la mía se me acabó.

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