Otra manera de ser un héroe griego
La Habana/Homero lo habría narrado de otra forma, optando por morir despedazado antes que rendido, pero en estos tiempos que corren los héroes se enfrentan a la inexorable fatalidad de su tragedia poniendo en riesgo su prestigio, no la vida.
Alexis Tsipras eligió frenar justo al borde del abismo, porque pensó más en el futuro de su nación que en su carrera política. Los historiadores dirán si hizo bien o mal manteniendo el pulso frente a la Troika hasta los extremos que llegó. Los economistas sacarán cuentas pragmáticas mirando si Grecia crece o se hunde, mientras los militantes de su partido recompondrán sus agendas con otras promesas.
Los que desde otra latitudes aplaudieron al inflexible tendrán que tragarse ahora sus elogios y de paso aprender la lección. Los populistas de Podemos en España sabrán que no tendrán una segunda oportunidad en las urnas, y los obsesionados con un eterno Baraguá por estas tierras del Caribe tendrán que reconocer que no es hora de seguir diciendo aquello de "no nos entendemos".
Los que desde otra latitudes aplaudieron al inflexible tendrán que tragarse ahora sus elogios y de paso aprender la lección
Como dijo alguien cuyo nombre ahora no recuerdo, "Grecia es muy familiar entre los cubanos. Ella nos enseñó filosofía, arte y ciencias de la antigüedad cuando estudiábamos en la escuela y, con ellas, la más compleja de todas las actividades humanas: el arte y la ciencia de la política."
La historia no ha terminado, realmente nunca termina. En las próximas horas Tsipras tendrá que recorrer su personal paso de las Termópilas frente al Parlamento y de cara a sus electores, que no querrán aceptar las reformas que les vienen encima. Será Ulises enfrentándose a los pretendientes o Aquiles con el talón herido, pero esta vez no intervendrán los dioses y será el coro el que decida.