El mercado del tiempo

Reinaldo Escobar

25 de noviembre 2008 - 05:34

Una de las fantasías recurrentes de la gente muy ocupada es que existiera un mercado donde uno pudiera comprar un poco de tiempo. Llegar a un quiosco y decirle  a alguien “oye socio, tú que no tienes nada que hacer, ¿Por qué no me vendes un par de horas? “ Allí irían los más viejos con muchísimo dinero a comprarles a los más jóvenes algunos años. Habría una fila aparte para los condenados a muerte por la justicia, otra muy larga  para los desahuciados por los médicos y un departamento, custodiado por muchos guardaespaldas, con una oferta especial de tiempo a los políticos que hayan incumplido sus promesas.

Yo, que tengo buena memoria para esas cosas, recuerdo que me prometieron un futuro luminoso. Me aseguraron, en medio de una plaza que compartí con casi un millón de personas, que la riqueza sería obtenida por medio de la conciencia y que no habría fuerza en el mundo capaz de impedir ese propósito. Es verdad que no me precisaron una fecha, tengo que admitirlo, pero también es cierto que nadie desmintió a los cronistas del triunfalismo, a los poetas de la utopía que cantaban al deslumbrante porvenir. “Somos un pueblo que conoce el nombre del futuro” decían los juglares; negábamos la sal y el pan a los incrédulos y apostamos nuestra juventud, el dorado tiempo de nuestra juventud, a una quimera sin sentido.

Ahora, que nosotros hemos perdido la esperanza y la paciencia, el tiempo se ha puesto carísimo y ellos han dilapidado todo el capital con el que podrían comprarlo.

También te puede interesar

Lo último

stats