Las variables del cambio

Reinaldo Escobar

24 de diciembre 2007 - 15:21

La palabra cambio, en su sentido de modificación, no de trueque, aparece cada vez con más frecuencia en nuestras discusiones. Hay personas que están deseando el cambio, otros, se conforman con que se produzcan algunos cambios, quedan todavía quienes no quieren cambiar nada. Para unos y para otros dejó aquí esta disquisición.

Todo cambio va en una dirección y se produce con determinada profundidad y a cierta velocidad.

La dirección: En Cuba, siglo xxi, la única dirección en que se me ocurre que pudiera haber cambios es: en lo económico, hacia el mercado; en lo político, hacia la democracia. En la dirección contraria, en cualquiera de los dos aspectos, apenas hay espacio a donde desplazarse.

La profundidad: En ambos senderos, el económico y el político, se pueden dar tímidos pasos (socialismo del siglo xxi, modelos chino o vietnamita) o llegar tan lejos como el neoliberalismo duro o el capitalismo salvaje.

La velocidad: Todo puede ocurrir en 48 horas, o demorarse 20 años. Demasiado rápido sería traumático, demasiado lento sería desalentador.

Asumiendo que se acepta el tema de la discusión: “los cambios son necesarios”, y que puede haber un amplio consenso en lo que concierne a la dirección de los mismos, la polémica debe centrarse en la profundidad y en la velocidad.

Superficial y lento no vale la pena; rápido y profundo, parece una locura

Superficial y rápido resultaría a la larga insuficiente. Lento, pero profundo parece atractivo, siempre y cuando no sea demasiado de lo uno ni de lo otro. Sólo queda sustantivar los cambios, trazar la ruta y hacer el cronograma.

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