Pagar deudas con lealtad

Reinaldo Escobar

04 de julio 2014 - 11:30

El Gobierno cubano ha acompañado a Rusia en todas las votaciones en las Naciones Unidas donde se haya debatido el caso de Ucrania. Resulta cuando menos sorprendente que un país que ha defendido tradicionalmente conceptos como la autodeterminación de los pueblos, la soberanía y la integridad territorial como asuntos claves de supervivencia, vea con buenos ojos el traspaso de inmensos y ricos territorios ucranianos bajo el control de Moscú.

Llama también la atención que un Gobierno empeñado en descalificar a sus opositores pacíficos, tachándolos de mercenarios al servicio del imperio, haya acuñado en su lenguaje oficial el término de "milicianos independentistas" destinado a quienes, con el innegable apoyo ruso, protagonizan una auténtica operación de expansionismo imperial.

Pero la lealtad arroja utilidades y ahora la Cámara Baja del Parlamento ruso ratificó este viernes la anulación del 90% de la deuda contraída por Cuba con la extinta Unión Soviética. El gesto evitará a la Isla un desembolso de 31.700 millones de dólares.

El acuerdo ruso-cubano, ratificado ahora por la Duma, prevé además que los 3.500 millones restantes que completan la vieja deuda serán pagados en un plazo de diez años y que el monto será colocado en cuentas especiales dedicadas exclusivamente a realizar inversiones en la economía cubana.

El que paga con lealtades no corre riesgos. El que queda en una posición frágil es el que las cobra bajo ese concepto, porque una vez saldadas las deudas, el deudor insolvente puede suspender sus compromisos sin que haya posibilidad de reclamar nada.

Cuando Vladimir Putin pise suelo cubano el próximo 11 de julio firmará convenios y declaraciones conjuntas, ninguna de las cuales podrá comprometer a quienes en el futuro tengan que votar a favor o en contra de Rusia en los foros internacionales. Obviamente estoy hablando de ese futuro que tantos deseamos, de ese futuro después del cambio.

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