La cárcel de Guantánamo

Acción de protesta para reclamar el cierre de Guantánamo. (Amnesty International)
Acción de protesta para reclamar el cierre de Guantánamo. (Amnistía Internacional)
Reinaldo Escobar

04 de febrero 2016 - 16:12

La Habana/Para vergüenza del sistema de justicia estadounidense, la prisión de la Base Naval de Guantánamo cumple hoy 14 años. Allí llegó a haber 680 detenidos en 2003, hoy no llegan al centenar. Varios de ellos se hallan en huelga de hambre y son obligados a alimentarse por medio de sondas forzadas. Prestigiosos medios de prensa como The New York Times han publicado cartas de estos reclusos denunciando abusos; organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos han puesto al descubierto la aplicación de torturas en ese recinto penitenciario donde no rigen las leyes de ningún país del mundo. El presidente Barack Obama ha prometido terminar esa atrocidad. No lo ha logrado.

No lejos de allí, en la carretera que va desde la capital provincial hasta el poblado de Jamaica se encuentra la Prisión Provincial de Guantánamo. Tiene la reputación de ser la cárcel donde peor se come en toda Cuba y ya eso parece demasiado.

Cuentan los presos de conciencia que han pasado por esa instalación que lo que mejor funciona son los consejos de reclusos, formados por delincuentes comunes, organizados para atacar y golpear a los "políticos" cuando se les ordena. Allí encarcelan a aquellos cubanos que han hecho algún intento de salida del país a través de la frontera con la Base Naval. No importa de qué provincia vengan, salvo raras excepciones, es allí donde cumplen entre dos y cinco años por violar el perímetro fronterizo.

A la Prisión Provincial de Guantánamo van aquellos cubanos que han hecho algún intento de salida del país a través de la frontera con la Base Naval

Otra singularidad de este lugar son las numerosas autoagresiones que allí se producen. Se da el caso de que algunos reclusos que no soportan el régimen carcelario le compran sangre a enfermos de VIH para contagiarse. También se han producido automutilaciones de todo tipo.

En junio de 2007, un joven llamado Yosvani Correa Lafernal se inyectó excremento y murió después de una semana por una infección generalizada sin recibir atención médica. A otro recluso guantanamero, conocido como Ánibal, hubo que amputarle ambos brazos como consecuencia de haberse inyectado petróleo en las venas.

Muchos otros casos nunca han sido debidamente documentados, ni las huelgas de hambre, ni las golpizas, ni la falta de atención médica. Ninguna autoridad gubernamental se ha pronunciado nunca al respecto, ningún medio de prensa oficial ha mencionado jamás esta situación.

Para vergüenza de todos los cubanos, esa es la cárcel de Guantánamo.

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