Los presos

Reinaldo Escobar

07 de abril 2014 - 15:57

No pasa una semana sin que recibamos una llamada telefónica desde alguna prisión de Cuba para denunciar abusos físicos, negación de visitas, falta de servicios médicos y otros atropellos más. La inmensa mayoría son presos comunes, hombres y mujeres, muchos de los cuales dicen haberse politizado en la prisión. La mayoría se considera totalmente inocente de los cargos que lo llevaron a la cárcel, otros aceptan su responsabilidad en los hechos imputados pero consideran haber recibido una condena desproporcionada.

Resulta casi imposible verificar estas denuncias y ese afán de objetividad que padecemos nos impide hablar de cada caso. Nuestro mayor tesoro es la credibilidad que hayamos podido alcanzar entre los lectores, pero cada llamada provoca un dilema que nos hace ver como egoistas o cobardes luego de escuchar que un cubano tras las rejas deletrea -para que lo copiemos bien- el nombre, cargo y grado del jefe de su prisión, el mismo que no permite que le llegue un medicamento, que le suspende la visita o que lo evía a la celda de castigo.

Por grave que haya sido la falta cometida ningún ciudadano debiera estar desamparado frente a los abusos del poder. ¿A quién le corresponde la obligación de velar por sus derechos?

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