"Puro, cómpreme el estímulo"

Reinaldo Escobar

12 de septiembre 2014 - 12:00

La Habana/Pasando cerca del cementerio chino en la avenida 26, un joven que llevaba su bicicleta en la mano me dijo: "Puro, cómpreme el estímulo". Confieso que me llevó unos segundos descifrar el código. Claro que lo de puro era una referencia a mi juventud, pero lo dificil de entender era lo del estímulo. ¿Cómo se puede comprar semejante cosa?

Según me explicó, se trataba de una bolsita plástica que contenía un litro de aceite vegetal para cocinar, dos jabones de baño y unos gramos de detergente que le daban en su empresa como estímulo por haber salido destacado en la emulación socialista.

No le creí ni media palabra y cometí la insensatez periodística de rechazar su oferta. Si le hubiera dicho que sí, ahora tendría aquí la foto de los productos, colocados sobre el muro del cementerio con las tumbas de fondo.

Cuando le hice la historia a mi amiga Regina Coyula, autora del blog La mala letra, me dijo que esa es la última moda entre las estafas. La alusión a haber sido seleccionado vanguardia, destacado o ganador de la emulación le hace pensar al potencial comprador que se trata de "un infeliz", "un creyente" al que no le queda más remedio que sacrificar los honrosos atributos materiales de su conducta político-social, para paliar su imperiosa necesidad.

Comprar el estímulo es casi una venganza con un componente sado-político, pero vender mercancía falsa, entiéndase, aceite que no sirve para cocinar, jabón que no hace espuma y cal en lugar de detergente es ya un escarnio..., la vieja estafa que ahora se viste de un nuevo ropaje.

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