Bajo custodia
¿Qué es lo que pasa? debería preguntarme cada vez que reparo en el elevado número de policías que hay en las calles, sobre todos en los barrios de Centro Habana y Habana Vieja. Sin embargo, el hecho de ver a un uniformado en cada esquina o que el Parque Central y el Capitolio estén, cada vez con mas frecuencia, custodiados por “avispas negras” o “boinas rojas” con perros pastores, ya nos parece tan cotidiano que ni siquiera nos asombra.
Los cubanos hemos visto como nuestras urbes se llenan de estos seres que exhiben sus palos y nos llaman “ciudadanos”; que andan en pares y son repartidos por camiones Mercedes Benz. Es algo usual que uno tenga que mostrar el carné de identidad cuando camina junto a un amigo extranjero, o que en plena carretera el ómnibus se detenga para requisar nuestro equipaje, no vaya a ser que llevemos unas libras de queso, una cola de langosta o unos peligrosos camarones enmascarados con las pertenencias personales.
La presencia policial, sin embargo, no ha traído una notable disminución del delito, sino más bien la sofisticación de la ilegalidad. La gente ha aprendido a evadirlos, a no pasar por las esquinas que frecuentan y a enmascarar mejor el queso transportado desde provincia.