Doce hombres en suma

Yoani Sánchez

07 de junio 2011 - 23:52

Cuando de niña oía el nombre de Perico, un pueblo en la provincia de Matanzas, terminaba con dolor en el abdomen de tanto reírme. Así, hasta que supe que una parte de la familia de mi padre era de por esos lares y ya no me resultó tan simpático el chiste. El sábado pasado estaba invitada a regresar para ver nuevamente su terraplén polvoriento y su desvencijada estación de trenes, pero la partida de mi hermana me dejó paralizada en este piso catorce, sin ganas de salir a ningún lado. Lamento mucho no haber ido, porque allá nos esperaban doce ex prisioneros de la Primavera Negra y, como anfitrión, un guajiro buenazo y trabajador llamado Diosdado González, quien brindó su casa y su mesa para tan importante reunión.

Inicialmente se trataba de un encuentro para estrechar afectos, presentar a la familia de cada uno, compartir un trozo de ese tiempo que por más de siete años el gobierno cubano les arrebató. Sin embargo, la decisión de Guillermo Fariñas de comenzar una huelga de hambre cambió totalmente el cariz de ese día. Los gestos de reposo se trasmutaron en preocupación y los taburetes que iban a cobijar el festejo pasaron a resistir el peso de la inquietud. En breve y entre buches de café –traídos a tiempo por Alejandrina- la reunión se convirtió en un estado mayor cívico, donde no se ponían soldaditos de plástico en un mapa bélico, sino ideas sobre el pliego de la historia.

Después, Pedro Argüelles me leyó por teléfono el texto aprobado en aquella jornada y volví a lamentar no haber estado allí. Entre sus demandas, los firmantes piden que se investigue seriamente la causa del fallecimiento de Juan Wilfredo Soto. También que se evite la muerte de Fariñas y –a mi juicio lo más difícil de alcanzar- el cese de la represión y los actos de repudio contra activistas de la oposición. Pero esta vez los oídos del poder parecen más reacios a los reclamos que hace un año. Me temo, además, que el cuerpo de quien es Premio Sajarov 2010 no sobrevivirá a otro ayuno prolongado. Ojalá la vida me sorprenda y algo se logre; que Perico deje de ser un pueblito de nombre simpático para convertirse en el sitio desde donde la palabra, la conciencia cívica y la unidad rindieron a un porfiado autoritarismo de larga data.

También te puede interesar

Lo último

stats