Forbidden Voices
Ella sólo pidió tener los mismos derechos de lo que disfruta un hombre en su país. Hizo de la tecnología un altavoz para denunciar esas leyes que en Irán la dejan indefensa y en desventaja ante los varones. Blogger y feminista, Farnaz Seifi se exilió en Alemania después de haber sido arrestada y amenazada varias veces en la tierra que la vio nacer. Ha tenido que pasar a escribir con seudónimo ante la creciente coacción de que ha sido víctima su familia. El drama que vive es milenario, pero ella sabe que el absurdo puede terminar un día, acabarse en un momento. Esa pequeña esperanza la ha llevado a no conformarse e integrar el movimiento “Cambio por la igualdad”, creado por una veintena de activistas. Utiliza el teclado para detener el azote y las redes sociales como camino de denuncia contra los ultrajes que tantas féminas no se atreven a narrar.
Por su parte, a Zeng Jinyan la sostiene el amor. Ese afecto que la une a Hu Jia el famoso defensor de derechos humanos en China. Su esposo ha denunciado sistemáticamente el maltrato a los enfermos de SIDA y los daños provocados al medio ambiente en un país donde un partido único promueve una única versión de la realidad. Zeng ha relatado a través de Internet los momentos más difíciles de sus últimos años, la detención y prisión de su marido, los largos días de arresto domiciliario a que ella fue sometida junto a su bebé y el tierno abrazo del reencuentro cuando lo liberaron a él. Curiosas paradojas las que trae la tecnología, le impedían salir de su casa y sin embargo el ciberespacio acortaba distancias entre ella y sus lectores.
Junto a esas dos admirables mujeres me han colocado también a mí, en un documental que analiza el uso de los nuevos medios de comunicación como arma contra la censura. Bajo el título de “Forbidden Voices”, la directora suiza Barbara Miller ha reunido imágenes, entrevistas y escenas domésticas que completan al ser humano que hay detrás de una cuenta de Twitter, a la persona cuya presencia virtual es mucho más libre que la real. De manera que ésta es –a ciencia cierta- la historia de cuatro mujeres, tres de ellas deseosas de encontrar respeto y espacio en sus respectivas sociedades y una cuarta, la autora del filme, que apertrechada con un lente y mucha paciencia expresa a través de la visualidad su propia rebeldía.