"¿Oigo? ¿Oigo?"

Teléfonos públcos. (Silvia Corbelle)
Teléfonos públcos. (Silvia Corbelle)
Yoani Sánchez

13 de marzo 2015 - 14:00

Marcó el número y esperó. Nada, ni un timbre, ni siquiera un sonido de ocupado. Lo intentó de nuevo y entonces salió una voz de mujer que recomendaba esperar en línea. Después de varios minutos comprendió que era una estafa, pero ya había perdido casi la mitad del saldo de la tarjeta prepagada. Al final pudo comunicar, aunque la voz de su madre sonaba como si hablara bajo el agua y apenas alcanzó a decirle que estaba bien, que la extrañaba. La línea se cortó y su llamada a Cuba terminó.

Entre los muchos dramas que trae la emigración, hay que sumarle, en el caso cubano, las complicaciones para comunicarse con la Isla. Tenemos las tarifas más caras del mundo para quienes quieren comunicarse con nosotros, sólo comparables con países en guerra o naciones colapsadas por algún conflicto. Los exiliados cubanos se han dejado miles de millones en estos más de cincuenta años para hablar con los familiares en su tierra natal, unos recursos que han tenido que restarle a la dura tarea de abrirse camino en una nueva realidad.

De ahí que el anuncio de una interconexión directa entre Cuba y Estados Unidos para llamadas de voz haya sido recibido con esperanza, una señal de que tal absurdo telefónico quizás termine a corto plazo. La firma de un acuerdo entre la empresa IDT Telecom y nuestro monopolio nacional Etecsa abre la puerta a otros posibles entendimientos en esa esfera tan importante. Es un primer paso cuyo efecto apenas se ha notado aún, pero que sin dudas resulta una buena noticia para quienes viven con los afectos fragmentados por el Estrecho de la Florida.

El acuerdo entre Etecsa e IDT resulta una buena noticia para quienes viven con los afectos fragmentados por el Estrecho de la Florida

En Cuba la expectativa se concentra no sólo en poder llamar directamente a Estados Unidos sino en hacerlo a través de terceros países. Los ojos también aumentan de brillo cuando la gente imagina que a través de ese camino pudiera llegarle el acceso a Internet. Una conexión de datos, gestionada por empresas norteamericanas pero accesible desde la Isla, se ha convertido en la ilusión más compartida por quienes no quieren demorar un año más su entrada al ciberespacio.

Sin embargo, esa posibilidad no ha sido mencionada hasta el momento por Etecsa que, como toda empresa que responde no a intereses comerciales sino ideológicos, prefiere prolongar la censura sobre Internet que ganar dinero. Pero eso es sólo por el momento. Aún así, es un alivio que en breve los exiliados y emigrados cubanos que radican en Estados Unidos vean disminuir los tropiezos para comunicarse con sus parientes en territorio nacional. Que tomar el teléfono, marcar un número cubano y esperar en la línea no siga siendo una aventura de impredecibles resultados.

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